En la Ciudad de México, vivimos 8 millones 851 080 personas (según INEGI), alrededor del 65% cuentan con un automóvil, lo que se traduce en un 89% de congestionamiento vial durante horas pico.
Yo soy parte de ese porcentaje restante que todos los días se traslada en transporte público, y tengo que decirlo, hay veces que es un verdadero infierno tener que subir al metro a las 8 de la mañana y de regreso a casa a las 7 de la noche…
El otro día iba yo en un camión ecológico sobre Paseo de la Reforma y miré cuantos automóviles iban con una sola persona, noté que de siete autos que estaban a nuestro alrededor, los siete sólo tenían a una persona (el conductor).
Me puse a reflexionar, ¿qué tal si esas siete personas fueran en solo dos automóviles? Nos ahorraríamos cinco coches en el tráfico, y así sucesivamente…
El tema es que los habitantes de ésta ciudad sólo estamos sobreviviendo, pero mi punto de vista es que estamos sobreviviendo mal, y en mucho, esto sucede porque no somos civilizados.
Todos nos quejamos en algún momento del transporte público, pero en buena medida contribuimos a hacerlo más lento, sucio e ineficiente.
Sería mucho mejor ser personas ordenadas, dejar de provocar retrasos por intentar meternos a golpes al vagón, dejar de insultar al de a lado, respecto a los camiones, pedir la parada, sólo en lugares autorizados, como peatones, cruzar en las esquinas, dejar de torear automóviles… en fin… nos falta civilidad.
Para mi, aquella frase de “el cambio empieza por uno mismo”, tiene todo el sentido del mundo, y creo que si todas y cada una de las personas que vivimos en la Ciudad de México, pusiéramos nuestro granito de arena, tendríamos una mejor ciudad y de hecho, podríamos exigir con toda razón, las mejoras que nos merecemos.
Seamos mejores ciudadanos y pensemos en las futuras generaciones que están por llegar, trabajemos hoy en armonía para tener, el día de mañana, una ciudad de primer mundo, si unos cuantos en el poder no han hecho nada por mejorarlo, creo que unos millones bien organizados podemos hacer la diferencia.