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Joyitas negras musicales

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Ahora es de lo más común que nuestras canciones favoritas las traigamos en pequeños reproductores, que además de poder guardar unos buenos mambos, chachachás, cumbias y danzones, sirven para grabar audios (bendita función para el reportero), pero no siempre fue así.

Este texto no se trata de un repaso por la historia de los aparatos que se usan para poner música en nuestras vidas, sino de una… digamos, colección de discos de vinil que hay en mi casa y que cada vez descubro cosas nuevas, a pesar de los años que tienen de haber visto la luz.

Como el disco Roberto y Jaime sesiones con Emilia, del que escucho algunas canciones, en YouTube, mientras redacto esto. Mis recuerdos con estos discos negros son escasos, sólo los que alguna vez ponían en casa, pero lo más común eras los casetes y los compactos, por lo que rara vez hurgaba para ver qué había.

Con el paso del tiempo y descubrir bandas de la época de mi papá o tíos me llevé grandes sorpresas. Entre ellas, el Exodus de Bob Marley; Dark side of the moon, de Pink Floyd; ¡Naco es chido!, de Botellita de Jerez; el primer disco de Maldita Vecindad y los Hijos de Quinto Patio, también el primero de Caifanes.

Incluso algunas veces pude presumir a mis amigos rockeros que hay discos de The Clash, AC/DC, Ramones, Scorpions, The Who. O cuando nos dan nuestros aires de intelectualidad, poder recurrir a los poemas musicalizados que hace Paco Ibáñez, los espectáculos de la argentina Nacha Guevara, el folclor mexicano y latinoamericano de Andrés Huesca, Mercedes Sosa, Violeta Parra, Víctor Jara.

O si ya estábamos en una situación adolorida, pues qué mejor que poner los de Los Tigres del Norte, Juan Gabriel, Antonio Aguilar, Pedro Infante, José José o uno de Daniel Santos y Julio Jaramillo, creo que ese sería mi favorito para una situación así, todos a volumen alto o bajo, según el nivel de conciencia.

Pero como injusta es la vida, desde hace varios años no hemos podido poner estos bonitos discos tropicalesrockerospunketosreggaeceros, no porque no queramos, es que el tornamesas ya no sirve y el radio no acepta el formato “compacto X4”.

Espero pronto poder escribir un blog en donde les diga que llevo 10 horas poniendo vinilos a todo volumen. Termino esto mientras Santos y Jaramillo explican: “Yo sé que siempre dudas de mi amor y no te culpo. Y sé que no has logrado hacer de mi querer lo que tu amor soñó. Yo sé que fue muy grande la ilusión que tú en mí te forjaste, para luego encontrar desconfianza y frialdad en mi querer. Comprende que mi amor burlado fue ya tantas veces, que se ha quedado al fin mi pobre corazón con tan poquita fe”.

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Diego Rodríguez

Egresado de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán de la carrera en Comunicación, con especialidad en medios escritos. Reportero del desaparecido periódico Nuestro México, en donde cubrió las fuentes delegacionales y Asamblea Legislativa. También trabajó en la Coordinación de Comunicación Social en la delegación Álvaro Obregón. Le gusta leer novelas y cuentos.


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