Por Horacio Urbano.
Así las cosas… No voy a sorprender a nadie si digo que en México, así como el siglo XX fue el siglo de la Reforma Agraria, el siglo XXI inevitablemente deberá ser el siglo de la Reforma Urbana.
Inevitablemente dije, porque las ciudades se han puesto de moda. Han demostrado su potencial como verdaderas fábricas de calidad de vida y competitividad económica, asumiendo las virtudes que desde siempre las han justificado, pero enfrentando también los enormes retos que implican los complejos procesos urbanos.
Hace unas semanas se cumplió un año de Habitat 3, la gran cumbre de ciudades que cada 20 años organiza la ONU, y que esta vez, en Quito, entregó al mundo una nueva Agenda Urbana que resume la hoja de ruta a seguir para construir las ciudades del futuro. Ciudades que estén hechas pensando ante todo en las personas.
Hace unos días también, se cumplió el primer año de que en México se promulgara una nueva Ley Nacional de Asentamientos Humanos, llamada a ser el punto de partida para llevar la nueva agenda urbana a las 32 entidades y 2457 municipios que conforman nuestro país.
En este contexto habría también que mencionar los resultados de lo que habría que considerar como una más de las Reformas Estructurales puestas en marcha por la actual administración… Y de entre ellas, la primera en ser implementada; la que tiene que ver con ordenamiento territorial, desarrollo urbano y vivienda.
Porque si bien en estos años se ha redescubierto el potencial de las ciudades, habría que reconocer que en los años marcados por el gobierno de Enrique Peña Nieto, han pasado cosas que permiten esperar que estos temas dejen de ser moda y sean en adelante una prioridad en todo programa de gobierno.
De entrada, de esa base deberán partir quienes aspiren a gobernar el país, un estado o un municipio, para estructurar programas de gobierno sobre la base de crear competitividad regional y urbana.
El reto, por supuesto, no queda solo en la cancha de los políticos, toca también a la ciudadanía retomar esta posibilidad y exigir a cada candidato propuestas muy sólidas respecto a estos temas.
Porque lo más seguro es que todos coincidamos con los objetivos de esa nueva agenda urbana… Toca ahora llevar esas coincidencias al terreno político, exigiendo propuestas que permitan cumplir cada uno de sus puntos.
Quizá valdría la pena recordar a nuestros políticos que los ciudadanos (no todos, pero si ya más de 70%) vivimos en ciudades.
Hoy muchos políticos solo ven las ciudades como grandes reservas de votos… Un error que tendrá que cambiar apenas se den cuenta de que las ineficiencias urbanas pueden llevar esos preciados votos a otro lado…
Vivimos tiempos de ciudades… Tiempos que tendrían que estar marcados por una ciudadanía exigente y preparada, que rechace las promesas y apueste por propuestas… Que premie o castigue con el voto y entienda para qué son las ciudades y qué se necesita hacer para alcanzar esos objetivos.
El próximo proceso electoral pondrá a prueba a la clase política… Pero también a una ciudadanía, que tendrá que demostrar que sabe muy bien qué es lo que debe tomar en cuenta para entregar su preciado voto.
Propuestas. Propuestas verdaderamente integrales que no se queden en el lugar común y que vayan a los temas que verdaderamente inciden en cada tema que traten.
Hay que hablar de ciudades justas, competitivas y sustentables… Pero habría que complementar esas frases llegadoras con propuestas sólidas e integrales, que digan con claridad que se necesita para lograrlo y cómo se va a conseguir.
¿Vivienda digna? ¿Qué carajos es eso? Los políticos deben evitar el lugar común, llevando al discurso ideas que sepan de dónde salen, pero sabiendo aún mejor lo que deben hacer para lograrlas…
Que digan mejor que ante el tamaño del rezago se van a implementar tal o cual programa, que se fondeará con recursos provenientes de tal sitio y con la participación de tales instancias de la sociedad…
¿Contextos regionales y/o metropolitanos? Quienes digan eso deben hacerlo a partir de la evidencia de que están plenamente dispuestos a alcanzar acuerdos…
¿Ciudades justas, competitivas y sustentables? Menos rollos… Los candidatos deben garantizar que habrá acuerdos para lograrlo y que esos acuerdos se traducirán en marcos regulatorios, inversión pública, coordinación institucional, transparencia y gestión de gobierno.
Y ojo, que esto aplica para quienes aspiren a ser Presidente de la República, gobernadores o alcaldes… Pero también para quienes se postulen para un cargo legislativo, sea del orden federal o local.
Los ciudadanos tenemos la obligación de reconocer el rollo y rechazarlo… Exigiendo en su lugar propuestas…
Vivimos tiempos de ciudades… En medio de tiempos políticos…
¿Pero qué creen? Vivimos también tiempos de ciudadanos… Toca a los ciudadanos rescatar esa democracia que tontamente dejamos algún día en manos de los políticos…
¡Vamos por ellos! Obliguémoslos a hacer campañas basadas en propuestas… Obliguémoslos a competir con base en nuestras reglas para que así, gane quien gane, ganemos todos.
Texto publicado originalmente en SDP Noticias el 12 de diciembre del 2017
Horacio Urbano es presidente fundador de Centro Urbano, think tank especializado en temas inmobiliarios y urbanos
Correo electrónico: [email protected]
Twitter: @horacio_urbano