Inicio / Opinión / Hablemos de Urbanismo / Cohesión comunitaria en y desde las ciudades

Cohesión comunitaria en y desde las ciudades

Hablemos de Urbanismo |

POR SUHAYLA BAZBAZ KURI.

La cohesión comunitaria es un proceso integral mediante el cual las personas y las comunidades alcanzan su máximo potencial.[i] En México hay 210 ciudades (municipios con más de 100,000 habitantes) que concentran a 7 de cada 10 habitantes.[ii] La cohesión comunitaria se puede fortalecer o se puede debilitar en las ciudades.

Entre los factores que debilitan la cohesión comunitaria en las ciudades está la ilegalidad, la informalidad y la irregularidad; el corporativismo y el clientelismo; las vidas paralelas que llevan las personas y su fragmentación y segmentación en función del clasismo, del racismo, del machismo, de la homofobia, de la xenofobia; la industria del miedo y la exclusión voluntaria e involuntaria que crea guetos y búnkers; el énfasis en el bienestar objetivo (más ingreso, bienes y servicios) y no en el bienestar subjetivo (más satisfacción con la vida y felicidad); la desigualdad, la vulnerabilidad, la inequidad y la pobreza; la dispersión territorial  y poblacional; los costos de los distintos tipos de vivienda en las colonias y barrios; la especulación con la tierra y el uso de suelo; el hacinamiento, los asentamientos irregulares; la pirámide invertida de la movilidad urbana (que pone al auto por encima del peatón); la división político-administrativa de la vida de las ciudades y la privatización de lo público.  Entre los factores que fortalecen la cohesión comunitaria en las ciudades está la planeación urbana,  la conexión territorial; la integración espacial; la interacción poblacional; la reutilización, revitalización, recuperación y reciclaje de los recursos urbanos disponibles; la justicia redistributiva y la equidad urbana.

Una ciudad en la que se fortalece la cohesión comunitaria es una ciudad en la que se ratifica cotidianamente el contrato social con el ejercicio de los derechos y con el cumplimiento de las responsabilidades y obligaciones. Es una ciudad en la que las reglas formales e informales de la democracia permiten exigir las demandas y dirimir los conflictos a través de canales institucionales. Es una ciudad en la que las personas interactúan regularmente con sus familiares, amistades, colegas, vecinas/os y con sus conciudadanas/os, para expresar lo que quieren, lo que piensan, lo que sienten. Es una ciudad en la que es más probable que se confíe a priori en las personas a que se desconfíe a priori en ellas. Una ciudad en la que se fortalece la cohesión comunitaria es una ciudad de iguales, tanto en su dignidad y derechos, como en las oportunidades, en las condiciones, en el acceso y en el trato para el ejercicio de esos derechos. Es una ciudad con la que se identifican las personas y de la que sienten orgullosas, es una ciudad que fomenta el sentido de pertenencia a las comunidades geográficas (definidas por un territorio), a las comunidades poblacionales (definidas por una categoría) y a las comunidades simbólicas (definidas por un interés, preferencia, experiencia o estilo de vida). Una ciudad en la que se fortalece la cohesión comunitaria es una ciudad en la que las diferencias entre las personas (entre hombres y mujeres, entre jóvenes y adultos, entre indígenas y no indígenas, entre personas con o sin discapacidad, entre nacionales y extranjeros, entre heterosexuales y LGBTTTIQ, entre personas con o sin religión, entre residentes y migrantes) no se traducen en desventajas. Es una ciudad en la que aceptamos que no existe una jerarquía universal de valores ni un significado único de los mismos; una ciudad en la que podemos ser exactamente quienes queremos ser y vivir la vida que queremos vivir. Una ciudad en la que se fortalece la cohesión comunitaria es una ciudad en la que se previenen las violencias para reducir la necesidad de contener, perseguir y sancionar los delitos; es una ciudad en la que la violencia física, verbal, sexual, patrimonial, económica, psicológica de género, feminicida, por homofobia, criminal o institucional no se justifican los hogares, ni las escuelas, ni los centros de trabajo ni en las comunidades. Es una ciudad en la que las personas asumen su responsabilidad individual con lo colectivo y en la que participan en los asuntos públicos desde organizaciones de la sociedad civil, observatorios o consejos ciudadanos, desde comités vecinales, desde colectivos de arte urbano, desde grupos artísticos, culturales o deportivos, desde agrupaciones gremiales, profesionales o sindicales, desde asociaciones civiles, políticas o religiosas, desde organizaciones de madres y padres de familia o desde el voluntariado. Una ciudad en la que se fortalece la cohesión comunitaria es una ciudad en la que se amplía la cantidad y la calidad de las relaciones interpersonales; los vínculos, los lazos, los puentes, las alianzas y las redes de apoyo y ayuda. Es una ciudad dinámica que se construye, se inventa, se acepta, se imagina y se transforma desde la acción pública -desde lo público, en lo público, para lo público-, desde la suma de decisiones y acciones, individuales y colectivas, gubernamentales y no gubernamentales, de quienes viven, habitan, trabajan, visitan y gozan la ciudad.

Ahora me centro en tres retos que enfrentamos para que las ciudades en México sean ciudades en las que se fortalece la cohesión comunitaria. El primer reto se refiere a la participación ciudadana en las decisiones y acciones sobre y para las ciudades: ¿Quiénes determinan las necesidades y las prioridades de las ciudades?¿Cuándo se consulta a las poblaciones sobre esas necesidades y prioridades?¿Qué alcance tienen las consultas para decidir la implementación o la revocación de los proyectos?¿Quiénes participan en la planeación, ejecución y evaluación de la visión de ciudad?¿Quiénes participan como asistentes, oyentes u objetos pasivos de las políticas públicas?¿Quiénes participan como sujetos de derechos y agentes activos de cambio?¿Quiénes son las y los inversionistas, contratistas y proveedores de las ciudades?¿Cómo se procuran las compras públicas y las obran públicas en las ciudades? ¿Quiénes conocen y ejercen sus derechos en las ciudades y su derecho a la ciudad?¿Quiénes disponen, asignan y distribuyen los recursos públicos y en qué colonias y barrios?¿Cómo se evalúa la gestión y los resultados de las decisiones y acciones en las ciudades?¿Cómo se retroalimenta la visión de ciudad con esas evaluaciones?

El segundo reto se refiere al cambio acelerado en el tamaño y en el perfil de la población de las ciudades. Para que dicho cambio tenga un impacto positivo sobre la cohesión comunitaria se requiere, al menos: a) incremento proporcional en los presupuestos, políticas, bienes y servicios públicos que para garantizar tanto los derechos tanto de las poblaciones existentes como de las poblaciones recientes 2) redensificación de múltiples colonias y barrios para tener ciudades policéntricas y compactas 3) incentivos para la cohabitación de personas y comunidades distintas por su clase social, sexo, edad, orientación sexual, etnicidad, nacionalidad, lugar de nacimiento, religión, dificultad o limitación, nivel de ingreso, profesión, estado civil y/o situación migratoria 4) mezcla de tipos de vivienda y de usos de suelo 5) la detección de las distintas poblaciones que concurren en las ciudades (habitantes antiguos con habitantes recientes, poblaciones flotantes con poblaciones callejeras, comerciantes formales con comerciantes informales) y la negociación para la satisfacción de sus necesidades, aspiraciones, motivaciones y expectativas (que pueden ser concordantes o discordantes). Si el cambio en el tamaño y en el perfil de la población no conlleva esas medidas en las ciudades, la probable ampliación de la mancha urbana y la discriminación, exclusión, marginación y criminalización de «los que vienen de afuera» por «los que son del lugar de toda la vida» tiene un potencial impacto negativo sobre la cohesión comunitaria.

El tercer reto se refiere a la distribución de los costos y de los beneficios en las ciudades. Por un lado, los espacios públicos no son bienes públicos en el sentido de que sean bienes disponibles para todas las personas cuya utilización por una persona no reste la posibilidad de que sean utilizados por otra persona. Dado que el espacio público no puede ser utilizado por todas las personas todo el tiempo para todos los fines surgen divisiones y tensiones y sobre quién puede utilizar el espacio público, cuándo, cómo, por qué y para qué. Ello implica la posibilidad de que alguien pierda y alguien gane en la utilización del espacio público. Para fortalecer la cohesión comunitaria se debe buscar que no sean siempre las mismas personas quienes ganan y quienes pierden; que todas las personas tengan un mínimo suficiente de espacio público y que las diferencias en el espacio público estén orientadas a darles más espacio público a quienes tienen menos y menos espacio público a quienes tienen más. Por el otro lado, las decisiones y acciones sobre las ciudades comúnmente tienen externalidades positivas y negativas. Las  externalidades son afectaciones que benefician o que perjudican a terceros que no están directamente involucrados en dichas decisiones o acciones. Si se prevé la existencia de las externalidades se puede determinar -mediante un diálogo abierto entre todas y todos- la forma en la que se debe indemnizar a las personas que sufren los costos (por ejemplo por el polvo o ruido derivados de la construcción de una torre) y la forma en la que deben retribuir a la comunidad las personas que gozan los beneficios (por ejemplo por el aumento en la plusvalía de las propiedades ubicadas en la zona de influencia de un nuevo parque).

Para que las personas y las comunidades puedan alcanzar su máximo potencial debemos reconocer y abordar los retos que tenemos para fortalecer la cohesión comunitaria en y desde nuestras ciudades.

[i] El enfoque de cohesión comunitaria para México fue creado por Cohesión Comunitaria e Innovación Social AC en 2009 y desde entonces se ha vinculado con la agenda de política pública de la prevención de la violencia y la delincuencia, por un lado, y con la agenda de política pública de urbanismo y ciudades, por el otro lado. http://www.cohesioncomunitaria.org/wp-content/uploads/2014/01/Cuadernillo-1-Enfoque-de-cohesi%C3%B3n-comunitaria-1.pdf

[ii] Datos de la base de datos municipales creada por Cohesión Comunitaria e Innovación Social AC y Fundación Este País AC en el marco de la Estrategia Nacional de Capacidad Institucional para Fortalecer la Cohesión Comunitaria en el Ámbito Local (ECCA 2012) que contiene más de 380 variables para las 210 ciudades en México con más de 100,000 habitantes.

SUHAYLA BAZBAZ KURI es fundadora y directora general de Cohesión Comunitaria e Innovación Social AC.

 

[email protected]

@SuhaylaCCIS

 

Tags

BlogCU 2022


NOTAS RELACIONADAS


Utilizamos cookies de terceros para generar estadísticas y mostrar publicidad personalizada.