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Ciudad impresa en 3D: diversa, dotada, democrática

Hablemos de Urbanismo |

Por Sofía Viguri

Entre 2012 y 2030, las ciudades mexicanas necesitarán proveer casi el mismo número de viviendas que fueron construidas entre 1990 y 2012: poco más 10 millones de unidades, según las estimaciones más conservadoras de CONAPO (citado en CONAVI, 2014). Una cuestión clave a explorar, es el modelo de producción bajo el cual se cubrirá esta demanda.

¿POR QUÉ UN NUEVO MODELO DE PRODUCCIÓN?

Por razones tanto sociales, como tecnológicas, continuar con el estatus quo de construcción no es viable.  Sociales, porque con la crisis habitacional de años pasados quedó claro que: a) la producción en masa contribuye poco a la dignificación de los espacios y las personas que lo habitan, lo cual es clave para hacer ciudad; b) un buen patrimonio implica más que una vivienda: ésta debe estar provista de infraestructura y servicios urbanos; y c) es imposible obviar que la enorme mayoría de la vivienda en México es de auto-producción, debido a que los créditos hipotecarios han sido accesibles sólo para hogares de ingresos medios. De seguir con el estatus quo, estaríamos tolerando un modelo que dio pie a viviendas genéricas, infradotadas de servicios y ajenas a las condiciones reales de las personas.

Entre las razones tecnológicas (y de negocio) para cambiar el modelo, se encuentra el advenimiento de la tercera revolución industrial, y uno de los grandes avances tecnológicos implicados es la impresión en 3D. Ésta, también conocida como fabricación aditiva, consiste en una máquina dispuesta sobre una serie de rieles cuyo movimiento sigue las instrucciones de un modelo computacional; capa tras capa, esta máquina libera material en cantidades y patrones bien definidos para construir un objeto.  En este enlace, se puede apreciar un video del proceso.

Aunque en su mayoría se ha divulgado la aplicación de la impresión 3D en sectores como la aeronáutica y la medicina, hace un par de meses se difundió ampliamente el video de Apis Cotr, empresa que usó esta tecnología para fabricar una casa en tan solo 24 horas, a un costo de $10,134 dólares (193 mil pesos). La unidad se produjo 100% en sitio, en un poblado ruso. A ésta le antecedió, en enero de 2016, una casa de dos pisos impresa en China, pero ese proyecto tomó 45 días, sugiriendo que las mejoras ocurren a pasos agigantados (la empresa SIEMENS anticipa que la velocidad de impresión se multiplicará por 4 y el costo se reducirá a la mitad para el 2020). Aunque existe escepticismo sobre la calidad de estas edificaciones, sorprende el saber que la casa de Apis Cotr tiene una durabilidad de 175 años, mientras que pruebas efectuadas sobre la casa de dos pisos en China demostraron su capacidad para aguantar un terremoto de 8 puntos en la escala de Richter.

VENTAJAS DE LA IMPRESIÓN 3D

Vale destacar cuatro grandes ventajas de la impresión 3D para el sector de la construcción:

  • En primer lugar, parece permitir una significativa reducción en costos de almacenamiento, transporte y mano de obra, además de tiempo de edificación; según especialistas de la firma Gensler, la tecnología podría reducir costos entre el 30 y 40%, lo cual tiene implicaciones enormes para la vivienda de interés social y la reconstrucción de sitios afectados por desastres naturales.
  • En segundo lugar, transforma la distribución de cargas estructurales, debido a las posibilidades de imprimir piezas de alta complejidad con pocos o nulos requerimientos de ensamblaje. Esto no sólo conlleva diseños de mayor singularidad, sino que minimiza las cantidades de material. Además, se vuelve posible construir usando más de un material simultáneamente (plástico y metal, por ejemplo), lo cual abre nuevas posibilidades en la mecánica de materiales.
  • En tercer lugar, reduce dramáticamente el costo de personalización de las unidades, ya que a diferencia del paradigma convencional, el diseño de los componentes de una casa no está sujeto a moldes prefabricados, sino a un modelo computacional modificable en cualquier momento. De ahí que, a través de iniciativas de código abierto, eventualmente podríamos tener acceso a los mejores prototipos de vivienda del mundo a un costo bajo o nulo. Cada nueva vivienda podría ser una versión adaptada a las necesidades y deseos de las familias; e incluso podría ser fabricada colaborativamente entre arquitectos y pobladores de vivienda progresiva, como ya propone hacerlo Wikihouse.
  • Finalmente, debido a su alta precisión, la impresión en 3D minimiza de residuos generados durante la construcción; esto reduciría la huella ambiental de los edificios, pues según datos de la Asociación Nacional de Constructores de Estados Unidos (NAHB por sus siglas en inglés), la construcción de una casa de 185 metros cuadrados genera aproximadamente 363 kilogramos de basura; otras informaciones sugieren que el 45% de la materia prima es desperdiciada.

IMPRIMIENDO INFRAESTRUCTURA URBANA

No hay razón para limitar esta revolución constructiva al sector de la vivienda. Desarrollos recientes sugieren que otros elementos de las ciudades podrían ser impresos de manera costo-eficiente. Justamente en el 2017, la empresa holandesa MX3D fabricará un puente impreso en 3D. En Australia, la Universidad de Deakin trabaja en 3D WASH, un proyecto para fabricar suministros de plomería y saneamiento impresos en 3D a partir de residuos plásticos como botellas de agua. Imaginemos que en un futuro no muy lejano, la estructura de costos para el suministro de agua potable y la recolección de aguas residuales podría verse completamente transformada por la impresión en 3D.

Fotografía: mx3D

EN CONCLUSIÓN

Regresando entonces a las razones sociales que exigen un nuevo modelo de producción de ciudades en México, podemos vislumbrar características prometedoras en la fabricación aditiva: a) DIVERSIDAD en el diseño, personalizando las unidades según las necesidades físicas, gustos personales y materiales locales;  b) DOTACIÓN de infraestructura básica a gran escala y de bajo costo, empleando materiales reciclados y con un mínimo de basura; y c) DEMOCRATIZACIÓN en el proceso mismo de construcción, con el surgimiento de plataformas que permitan una colaboración virtuosa entre profesionales que aseguren estándares básicos de calidad en el diseño, y piezas de bajo costo fácilmente ensamblables por las comunidades que autoconstruyen su vivienda (para un ejemplo, vean esta fantástica plática TED de Alastair Parvin: Architecture for the People by the People).

La impresión en 3D no es la panacea; el ritmo al que escalará y el grado al que complementará procesos existentes –o los sustituirá–, es aun incierto. No obstante, los desarrolladores, arquitectos, planificadores y todos los implicados en el desarrollo urbano, haríamos mal en no anticipar cómo nos podría impactar la ciudad impresa en 3D.

Las personas sobrestimamos lo que ocurrirá en los siguientes dos años y subestimamos lo que ocurrirá en cinco

–  Vyomesh Jo

Sofía Viguri Gómez. Urbanista por la Universidad de Harvard y estudió relaciones internacionales en el Tecnológico de Monterrey. En Washington DC, trabajó en el Banco Interamericano de Desarrollo como líder para Honduras de la Iniciativa de Ciudades Emergentes y Sostenibles. Antes de eso colaboró con el Centro Mario Molina en la Ciudad de México. Ha sido becaria Fulbright García Robles y del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT). Actualmente es consultora independiente. 

Twitter: @the_vigu

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