Por Román Meyer Falcón.*
La vivienda es el núcleo del desarrollo y el centro de la vida individual, familiar y comunitaria para la gran mayoría de las y los mexicanos. El hecho de que 61% del ingreso de la población nacional se destine al pago de su vivienda, apunta a lo importante que es para las familias construir un patrimonio físico que aporte seguridad económica y bienestar para el futuro.
Por otra parte, decisiones de administraciones anteriores dejaron que 43.6% de la oferta habitacional en el país se ubique fuera de los centros urbanizados, relegada a las periferias donde hay menor acceso a servicios, deficiencias de movilidad e infraestructura pública. En consecuencia, 18% de la población carece de servicios básicos en su vivienda. Es un hecho que existe un problema de rezago habitacional que se ubica principalmente en la zona sur-sureste del país, en los estados más pobres. Esta problemática se atiende principalmente mejorando y ampliando las viviendas que ya habita la gente.
Entre las principales causas del rezago, especialmente durante las últimas décadas, ha sido la prevalencia de una visión mercantilista del desarrollo urbano donde la vivienda es un producto comercial antes que un bien social y un derecho humano. Es por ello que el Programa Nacional de Vivienda 2019-2024 propone colocar la vocación social de la vivienda por encima de cualquier interés económico o privado.
La autoproducción se ha convertido en una de las vías más eficaces para producir vivienda de carácter social y además atender el rezago que se reduce en un 80% a necesidades de mejoramiento y ampliación. Se ha desarrollado una estrategia a nivel nacional en la que participan no sólo dependencias en los tres niveles de gobierno; sino diversas cámaras y gremios de la industria.
La plataforma digital Decide y Construye (https://decideyconstruye.gob.mx/), una de las bases de esta estrategia, presta asistencia técnica a las y los usuarios en sus procesos constructivos y cuenta a la fecha con más de un millón y medio de visitas. Gracias a esta cooperación, este sexenio se han invertido 75 mil millones de pesos en beneficio de más de 1.2 millones de familias de los estados más necesitados.
Durante los últimos cuatro años se ha desarrollado un proceso integral de trabajo en el que ha resultado esencial la participación de los distintos órdenes de gobierno junto con todos los Organismos Nacionales de Vivienda. La Comisión Nacional de Vivienda, el Fovissste, Infonavit y la Sociedad Hipotecaria Federal han trabajado de la mano para sumar un total de más de 2.6 millones de acciones de vivienda desde el comienzo de la administración. En la mayoría de los casos, las viviendas financiadas se encuentran cerca de escuelas, centros de salud e infraestructura pública de calidad, a fin de evitar la expansión desordenada en las afueras de las ciudades y desincentivar la segregación socioespacial.
La suma de todos estos esfuerzos ha logrado una disminución del rezago en aproximadamente un millón de viviendas a nivel nacional y a la fecha se ha cumplido el 90% de los compromisos establecidos en la Política Nacional de Vivienda 2019-2024. Además, en el último análisis de Coneval, el indicador de la vivienda fue el que mayor mejoría tuvo frente al ejercicio previo de 2018.
Nuevamente, estos logros no se reducen simplemente a pesos y centavos o a acciones concretas en los hogares; están respaldados por un compromiso de transformar la visión del sector. La vivienda no es un asunto mercantil, es un asunto de derechos humanos. Acabar con el rezago habitacional en México quiere decir cumplirle a la gente que puso su confianza en un proyecto de nación honesto, dedicado genuinamente a sus intereses y bienestar.
*Secretario de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano
Gobierno de México.