Con 519 viviendas y patios comunitarios, el nuevo barrio propone una alternativa sostenible para el desarrollo urbano contemporáneo
La transición hacia modelos de vivienda más sostenibles ya no se limita a edificios aislados, pues cada vez más proyectos apuestan por vecindarios completos diseñados bajo principios de bajo impacto ambiental, economía circular y vida comunitaria.
Ese es el caso de una nueva propuesta residencial en Hoofddorp, Países Bajos, desarrollada por White Arkitekter, que plantea un barrio construido principalmente con madera estructural y materiales bio-basados.
El proyecto forma parte del desarrollo urbano Lincolnpark y propone un conjunto residencial de 519 viviendas, organizadas en torno a cuatro grandes patios comunitarios.
La idea central es clara: crear un entorno donde la arquitectura, la naturaleza y la vida cotidiana se integren desde la planeación, reduciendo la huella de carbono sin sacrificar calidad urbana ni cohesión social.
Un barrio inspirado en la tradición, diseñado para el futuro
La propuesta retoma la tipología de la granja tradicional neerlandesa, reinterpretándola en clave contemporánea.
Asimismo, los edificios se agrupan alrededor de patios compartidos que funcionan como espacios verdes, zonas de encuentro y áreas de transición entre lo público y lo privado. Esta configuración no solo fomenta la convivencia, sino que también mejora el microclima, la iluminación natural y la ventilación cruzada.
El master plan combina distintos tipos de vivienda —departamentos y casas adosadas— para responder a una población diversa, desde familias hasta personas que viven solas.; así como para evitar la homogeneidad y promover un barrio activo a lo largo del día, donde los espacios comunes se convierten en una extensión natural de la vivienda.
Madera estructural y materiales bio-basados como eje del proyecto
Uno de los elementos más relevantes del diseño es el uso extensivo de madera contralaminada (CLT) como sistema estructural principal. Este material permite reducir de forma significativa las emisiones de carbono asociadas a la construcción, además de ofrecer rapidez de montaje y flexibilidad a largo plazo.
A la estructura se suman aislamientos y acabados bio-basados, como fibras de madera, paja, cáñamo, junco y revestimientos naturales, así como aluminio reciclado en ciertos componentes.
La selección de materiales responde a una lógica de ciclo de vida completo: menor impacto en la producción, facilidad de mantenimiento y potencial de reutilización o reciclaje en el futuro.
De acuerdo con el equipo de diseño, la meta no es solo construir con menos emisiones, sino pensar el barrio como un sistema circular, donde cada decisión —desde los cimientos hasta las fachadas— contribuya a reducir residuos y consumo energético.
Energía, biodiversidad y movilidad integradas al diseño urbano
No obstante, la sostenibilidad del proyecto no se limita a los materiales, pues las cubiertas incorporan techos verdes y paneles solares, que ayudan a gestionar el agua pluvial, mejorar la biodiversidad urbana y generar energía local. Estas estrategias permiten disminuir la dependencia de fuentes externas y refuerzan la resiliencia del conjunto.
Por otro lado, en términos de movilidad, el barrio prioriza el desplazamiento peatonal y en bicicleta. Se integran hubs de movilidad con opciones de transporte compartido y espacios para vehículos eléctricos, reduciendo la necesidad del automóvil privado y fortaleciendo una escala urbana más humana.
Además, el paisaje juega un papel central: áreas verdes, corredores ecológicos y patios temáticos conectan las viviendas con el entorno, reforzando la relación entre ciudad y naturaleza, uno de los sellos característicos del enfoque de White Arkitekter.
Arquitectura socialmente responsable
Más allá del desempeño ambiental, el proyecto pone énfasis en la dimensión social de la sostenibilidad. Los patios comunitarios están pensados como lugares de encuentro cotidiano, donde se propicie la interacción entre vecinos y se construya un sentido de pertenencia.
Este enfoque responde a una visión de vivienda que va más allá del objeto arquitectónico.
“La sostenibilidad no solo se mide en carbono o energía, sino también en la calidad de vida que ofrece un entorno”, ha señalado el despacho en proyectos similares. En ese sentido, la propuesta busca equilibrar densidad, espacios verdes y vida colectiva, evitando modelos aislados o fragmentados.
Un referente para la vivienda urbana del siglo XXI
El barrio de madera bio-basada propuesto en Hoofddorp se suma a una creciente ola de desarrollos europeos que replantean la manera de construir ciudad. Frente a la urgencia climática y al agotamiento de los modelos tradicionales, proyectos como este muestran que es posible escalar la sostenibilidad del edificio al barrio completo.
Más que una solución local, la propuesta funciona como referente internacional para el debate sobre vivienda, urbanismo y construcción responsable. La combinación de materiales renovables, planeación integral y enfoque comunitario abre la puerta a nuevas formas de habitar la ciudad, donde reducir el impacto ambiental va de la mano con crear espacios más habitables y humanos.









