Francisco Toledo fue uno de los principales exponentes de la plástica mexicana, y es considerado el artista más importante nacido en el estado de Oaxaca
La noche de este 5 de septiembre de 2019, el artista juchiteco Francisco Benjamín López Toledo, mejor conocido como Francisco Toledo, falleció en su natal Oaxaca a los 79 años, víctima del cáncer de pulmón que padecía desde hace varios meses.
Toledo fue un reconocido pintor, escultor, grabador y promotor de la cultura mexicana en el extranjero. Además, será recordado por su activismo, amor por su tierra natal y apoyo al Istmo de Tehuantepec.
Era un luchador social, un filántropo, y defensor de sus ideales, de su tierra, de sus lenguas, de la ecología, del patrimonio artístico oaxaqueño y de los desprotegidos. Sus obras cuentan con reconocimiento a nivel nacional e internacional gracias a su toque irreverente y transgresor.
“Tal vez dibujé a los 10 años. Recuerdo las tareas de la escuela. Recuerdo que alguna vez pinté sobre las paredes de mi casa. Dibujaba allí y mi papá, cuando llegó el tiempo de pintar nuestra casa, respetó mis cosas. Cuidaba mis cosas porque no puso pintura sobre la pared donde yo había dibujado… Cuando llegué a Oaxaca, a mi familia le dijeron que ‘este muchacho dibuja’. Por cierto, hubo una exposición de arte mexicano y fue la primera vez que vi pintura, antes no había visto un cuadro”, mencionó el artista en alguna ocasión.
Toledo nació en Juchitán, Oaxaca, el 17 de julio de 1940, siendo el cuarto de siete hijos de Francisco López Orozco y Florencia Toledo Nolasco. Realizó sus estudios en artes gráficas en el taller de grabado de Arturo García Bustos, y, posteriormente se trasladó a la Ciudad de México para estudiar en el Taller Libre de Grabado de la Escuela de Diseño y Artesanías, del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL).
“Quería estar ligado a mi comunidad, ahí había mitos orales, tradiciones, cuentos; pensaba que podía ser el ilustrador de esos mitos. Con el tiempo me fui cargando de más información, visité ciudades y museos; Picasso, Klee, Miró, Dubuffet, viví en Europa, viajé a España, conocí a Tàpies, a Saura… Mi arte es una mezcla de lo que he visto y de otras cosas que no sé de dónde vienen. Me han influido el arte primitivo, pero también los locos, los enfermos mentales y, sobre todo, Rufino Tamayo”, explicó el pintor.
En sus obras, llenas de androginia y zoología, expresaba la unión del mundo humano con la naturaleza, además de ser lienzos de protesta y denuncia en contra de las injusticias.
Entre la herencia que dejó al estado de Oaxaca destacan centros culturales como el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca, el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo y el Centro de las Artes de San Agustín.