La arquitectura de Durango consta de una mezcla de iglesias barrocas, casonas del siglo XIX, conjuntos mineros y obras modernas
Durango, ubicado en el noroeste de México, es un estado que combina una fuerte tradición colonial con un paisaje urbano marcado por la minería, la religiosidad y su papel como escenario cinematográfico.
Su arquitectura es un reflejo de esa identidad: iglesias barrocas, casonas del siglo XIX, conjuntos mineros y obras modernas que buscan dialogar con la historia.
Panorama histórico
La fundación de la ciudad de Durango en 1563 marcó el inicio de una arquitectura virreinal con sello barroco y neoclásico, financiada en gran medida por la riqueza minera de la región.
Durante el siglo XIX, la influencia porfirista dejó huella en edificios públicos y mansiones. Posteriormente, en el siglo XX, la modernidad llegó con la construcción de espacios culturales, deportivos y administrativos que le dieron un rostro contemporáneo a la capital.
Tendencias y modernidad
En la actualidad, Durango impulsa proyectos de conservación patrimonial, con el centro histórico inscrito en la lista tentativa de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
A la par, la ciudad ha apostado por espacios modernos como el Centro Cultural y de Convenciones Bicentenario, inaugurado en 2010, que busca proyectar una imagen de modernidad y dinamismo económico.
Durango también enfrenta el reto de articular su crecimiento urbano con la preservación del paisaje natural y cinematográfico que lo ha hecho famoso como ‘la tierra del cine’. La gentrificación incipiente en el centro histórico y la necesidad de vivienda accesible marcan debates actuales en materia urbana.
Equilibrio entre tradición y modernidad
La arquitectura duranguense dialoga con la historia minera y la religiosidad del norte del país, al tiempo que se inserta en las dinámicas culturales contemporáneas. Obras como el Puente de Ojuela y la Catedral simbolizan el peso histórico, mientras que los nuevos espacios culturales muestran la apuesta por la diversificación económica.
Durango es, en ese sentido, un estado donde la arquitectura se convierte en memoria y proyección: un espejo de su pasado colonial y minero, pero también una plataforma para la modernidad y el turismo cultural.
Obras icónicas de la arquitectura de Durango
- Catedral Basílica Menor de la Inmaculada Concepción: emblema de la ciudad y máximo exponente del barroco novohispano en el norte del país. Su fachada principal, concluida en 1713, es considerada una de las más bellas del barroco mexicano.
- Templo de Santa Ana: parte del circuito de iglesias coloniales que definen el centro histórico.
- Palacio de Zambrano: actual sede del Museo Francisco Villa, destaca por su arquitectura señorial del siglo XVIII y XIX.
- Puente de Ojuela: aunque se localiza en Mapimí, es un referente de la ingeniería mexicana del siglo XIX. Construido en 1898, fue en su momento el puente colgante más largo del mundo, asociado a la actividad minera.
- Teatro Ricardo Castro: inaugurado en 1900, es una joya del porfiriato con detalles eclécticos y art nouveau.
- Estadio Francisco Villa: ejemplo del impulso modernista de mediados del siglo XX.
