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Contradicción urbano cultural, Doha y Dubai

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Por Gustavo López Padilla.*

La milenaria cultura árabe a lo largo de su historia, ha hecho importantes contribuciones al conjunto de la humanidad, que tienen que ver entre otras cosas con la filosofía religiosa islámica, matemáticas, geometría, astronomía, medicina, ingeniería, teniendo que incluir necesariamente lo que tiene que ver con el desarrollo de las ciudades y sus arquitecturas, relacionadas con climas calurosos y particularmente con las condiciones de habitabilidad de los desiertos.  Geográficamente la cultura árabe ocupa territorios del norte de África, la totalidad de la Península Arábiga y el llamado cuerno de África. En estos países mayoritariamente se habla árabe, constituyendo el idioma y la religión, los elementos culturales de mayor cohesión.

En términos de lo que tiene que ver con las ciudades árabes, han experimentado con éxito milenario, con tejidos urbanos irregulares, orgánicos, lo que los estudiosos del tema identifican como esquemas de plato roto, tomando en cuenta principalmente las condiciones climáticas imperantes en la región, a lo que se suman a veces, las pendientes de los terrenos donde se ubican algunas de estas ciudades. Para responder de manera adecuada a lo anterior, las calles de estas ciudades tradicionales árabes, son sinuosas, angostas, buscando sombras frescas, protegerse del sol que quema, de sus ganancias de calor  y de los flujos de arena que afectan estas ciudades, provenientes de los desiertos con los que conviven. En buena medida estas ciudades, de escala manejable,  se recorren a pié y como parte de las secuencias urbano espaciales, a las calles las secundan sorpresivamente plazas de geometrías también irregulares, en donde cuerpos de agua y algunos elementos vegetales pueden estar presentes. Calles y plazas constituyen los lugares de convivencia colectiva. Los espacios de las calles se definen por los paramentos de las edificaciones colindantes y las alturas de estas pueden variar de entre dos y cinco niveles, por lo general.

Lo que tiene que ver con las arquitecturas particulares de estas ciudades, respondiendo de igual manera al clima y a las corrientes de arena, son mayoritariamente construcciones cerradas, predominando la presencia de muros, con ventanas reducidas y la utilización de celosías que ayudan a  protegerse de las incidencias del sol, en las cuales la geometría tradicional de la cultura árabe esta presente. Los muros anchos, están construidos con materiales naturales de la localidad y esto define también los procedimientos constructivos usualmente experimentados. En estas arquitecturas se buscan patios sombreados, a veces también contando con algunos elementos de agua, en torno a los cuales se desarrollan los otros componentes de programa. En términos de imagen urbana, muchas de estas ciudades han experimentado regularmente con los colores ocres naturales de la tierra, estableciéndose criterios de mimetismo entre lo natural y lo construido. Pero en algunas otras ciudades han experimentado con el color, básicamente con tonalidades claras, para responder también con ello al clima del lugar. Con base en ensayo y error, con estos criterios urbanos y arquitectónicos, han experimentado milenariamente logrando condiciones aceptables de habitabilidad, estableciendo relaciones amables y respetuosas, entre el desarrollo de lo construido y los entornos naturales. Todo lo anterior constituye una gran aportación cultural  árabe, en lo que tiene que ver con las ciudades y sus arquitecturas posibles, para estas regiones climáticas. En estos ámbitos urbano arquitectónicos se desarrolla la vida cotidiana, ordenada estrictamente por la religión islámica, que implica valores, conductas y el sentido de la vida.

Estos países árabes,  representan en la actualidad, algunas de las economías mas sólidas y exitosas a nivel mundial, apoyadas entre otras cosas en la industria del petróleo. Pero además, con la idea de diversificar sus economías, a lo largo de los últimos treinta   años, han modernizado algunas de sus ciudades y comenzado la planificación de otras, realizando inversiones millonarias y hoy en día nos muestran imágenes urbanas que se asocian a la idea de progreso.  Pero lo significativo de estos planteamientos y resultados urbanos y arquitectónicos, es el hecho de que los criterios con base a los cuales se ha desarrollado una buena parte representativa de la realidad construida de estas nuevas ciudades, poco tienen que ver con las experiencias milenarias de las ciudades árabes tradicionales y sus arquitecturas correspondientes. Hablamos de ciudades como Doha, la capital de Catar o Dubai ciudad emirato de los Emiratos Árabes Unidos, en donde zonas importantes de estas ciudades, están resueltas aplicando densidades altas de construcción, que se traducen en aislados edificios altos, que bien podemos asociar a imágenes de ciudades desarrolladas en los Estados Unidos de Norteamérica, como Nueva York o Chicago, por citar algunas de las mas representativas.

Estas zonas significativas de las nuevas o renovadas ciudades árabes, cuentan con edificios altos en los cuales los cristales en sus fachadas, forman parte sustancial de sus propuestas y resultados formales. Lo anterior trae consigo la necesidad de que para lograr el confort necesario al interior de los mismos, se requiera la utilización de aire acondicionado y asociado a ello, el consumo de grandes cantidades de energía, mucha de la cual  no es necesariamente renovable, ni sustentable, lo que contribuye de manera sustancial al calentamiento global. Se han dejado de lado con ello, las brillantes experiencias urbano arquitectónicas, de las milenarias ciudades tradicionales árabes. Se suma a lo anterior, el que como parte del tejido de estas nuevas ciudades, se cuenta con amplias y largas avenidas en donde la presencia de los automóviles se plantea como necesaria, dejando de lado la idea de las calles sombreadas y caminables. Las imágenes y realidades habitables de estas zonas urbanas importantes que se aprecian en Doha y Dubai, representan contradicciones urbanas culturales evidentes.

En contraposición de lo anterior, podemos valorar las propuestas urbanas y arquitectónicas de otra nueva ciudad árabe, como lo es  Masdar City, ubicada en Abu Dabi, planteada inicialmente como la primera ciudad del mundo pensada para ser totalmente ecológica y sostenible, cuyos planteamientos generales de diseño, le fueron encargados al arquitecto británico Norman Foster. Se trata de una pequeña ciudad planteada para tan solo 50 mil habitantes, en la que sus planteamientos urbanos y arquitectónicos, están entendidos como la reinterpretación contemporánea, tecnológica, de las ciudades tradicionales árabes. El tejido urbano de sus calles es irregular y una buena parte de ellas son angostas, variando entre 10.5 y 8.5 metros, procurando la sombra y la protección respecto del sol. Los paramentos de lo construido definen la espacialidad de sus calles y cuentan con una altura máxima de cinco niveles, creando una amable atmósfera vivencial. En algunas de estas calles se plantea contar con espejos de agua y rociadores húmedos para tratar de lograr un mejor confort ambiental. Su plaza central, la mas importante, cuenta con algunas sombrillas solares, que se abren durante el día para protegerse del sol y cargarse de su energía.  Por las noches se cierran las sombrillas y se aprovecha la energía acumulada para iluminar el lugar.

Por su escala Masdar puede ser en buena medida caminable, se limita el uso del automóvil, quedando estos estacionados en las afueras de la ciudad y se privilegia el transporte público automatizado y no contaminante. Este desarrollo urbano está rodeado por un muro y un cinturón verde, para protegerse de los flujos de arena y se cuenta con una zona de celdas solares, que abastecen a la ciudad con energía renovable. Entre sus primeras obras arquitectónicas realizadas hasta ahora, se edificó un instituto de investigaciones relacionadas con la sustentabilidad, cuyos resultados se aplicarán al desarrollo de esta y otras posibles ciudades. Paradójicamente, esta propuesta urbana, que plantea de manera inteligente  aprovechar y reinterpretar las experiencias milenarias de las ciudades árabes, aplicando tecnologías ambientales, tecnológicas y constructivas avanzadas, que según sus propuestas iniciales se comenzó a construir en 2008 y debía terminarse en 2016,  cuenta tan solo con un 25 % de lo que se había previsto.

Valorando las reflexiones anteriores, si tomamos en cuenta que los árabes son muy cuidadosos de su cultura y sus tradiciones, que implican una manera de vida, resulta contradictorio que hayan preferido desarrollos urbanos y arquitectónicos que no corresponden con lo anterior, como lo que sucede con una buena parte en Doha y Dubai y en cambio Masdar, que se acerca mucho mas a sus tradiciones y cultura, no haya recibido hasta ahora un apoyo decidido para concluir sus propuestas de diseño. Sería interesante, un reto a resolver, el plantearse una novedosa propuesta de diseño urbano y arquitectónico, con edificios altos, pero que estuvieran mucho mas relacionados con las experiencias de las ciudades tradicionales árabes, tomando en cuenta su riqueza cultural y los lugares geográficos donde se ubiquen.

*Gustavo López Padilla

Arquitecto

navegandolaarquitectura.wordpress.com

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Columnista invitado


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