Se tiene que analizar para qué son las reservas ecológicas, si son para la explotación turística o recursos para el futuro
Respecto a los decretos que firmó el Presidente Enrique Peña sobre las reservas de agua, situación que dio paso a una discusión sobre la posible privatización del agua, para Alejandro De Coss, estudiante de doctorado en sociología por la London School of Economics and Political Science, esto es impreciso, aún cuando está la posibilidad abierta para futuras concesiones para uso doméstico, industrial o comercial, sólo se trata de un reordenamiento de los recursos hídricos.
“El reordenamiento tiene como objetivo administrar estos recursos en función de al menos tres procesos: urbanización, industrialización y creación de reservas naturales. Se trata de subordinar el agua a las lógicas de estos procesos. Esto no es nuevo, ya que en la urbanización relacionada con la industrialización, el agua es provista como recurso barato para mantener los costos de la producción y reproducción social bajos”.
Al revisar los decretos, consideró que aunque afectan otros usos para del agua, como lo expusieron diversas organizaciones, los usos que no se sumen a la lógica del estado y del capital serán afectados. Por lo que los decretos son una especie de barrera, pero su fin es terminar con relaciones socio-naturales previas en función de la lógica histórica de la urbanización.
“Para lograr este objetivo, creo que es necesario pensar que el problema no es la privatización del agua, aún cuando esto sea una posibilidad, sino de cuestionar cuál es la función ambiental del estado contemporáneo. Me parece que es la propiedad pública de los recursos naturales la que permite su uso como insumos para la urbanización e industrialización. Sin esto y la labor del estado, el capital carecería de los recursos para su reproducción”.
De acurdo con De Coss, esto no significa que por medio de diferentes figuras el agua no se use para actividades económicas privadas, se espera que sea así. Esto se debe a que la propiedad pública del agua permite su explotación a costo bajo para la industria y las ciudades.
Por lo que no habría una oposición entre los objetivos públicos y privados, pues ambos tienen el fin de impulsar la urbanización y la industrialización.
“Convendría más cuestionarse cuál es la idea del interés público que subyace este tipo de decretos. Analizar si la verdadera lucha es una entre público y privado, o si esta supuesta oposición oculta una más fundamental entre capital y vida. Así como pensar cuál es la función de las reservas ecológicas, si son espacios diseñados para la explotación turística, si son reservas de recursos para el futuro, si son fronteras creadas para ser destruidas en un nuevo ciclo de apropiación y acumulación”, concluyó.