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Viviremos sin miedo en el Nuevo Omitlán, gracias al gobierno de la República, dicen sus habitantes

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  • Pronto serán reubicados a sus nuevas casas de cemento y block con techos térmicos, para recomenzar su historia

 

Los habitantes de Omitlán, Guerrero, están a punto de dejar atrás la pesadilla que vivieron el año pasado y comenzar una nueva historia personal, familiar y en comunidad, gracias a que pronto serán reubicados a El Nuevo Omitlán, con casas firmes y seguras, edificadas por el Gobierno de la República, a través de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU).

Debido a las intensas lluvias de septiembre de 2013 el Río Azul sepultó casas completas en ese lugar. Sus moradores se confiaron, jamás lo vieron tan bravo. Cuando escucharon que su entorno zumbaba, lo primero que buscaron fue salvar sus pertenencias, pero fue un error porque en minutos el agua les llegó a la cintura. Entonces comprendieron que habían subestimado a la naturaleza, que lo urgente era conservar la vida.

La oscuridad de la noche solo se iluminó por los rayos, porque la energía eléctrica se interrumpió y a partir de ahí todo fue desesperación, llanto y miedo. Con lámparas de mano, iluminaban sus veredas para subir el cerro. Los jóvenes ayudaron a los ancianos, seguidos por niños somnolientos y mujeres con sus pequeños en brazos. Mientras tanto el río arrastraba todo y los derrumbes comenzaron.

Noemí Loaeza, mujer de 31 años de edad, madre de tres hijos, dice que jamás olvidará esa pesadilla: “Pensé que allí quedaba, vi mi estufa flotar porque el agua entró por la cocina y no lo podía creer. Buscaba mis papeles y corría sin encontrarlos, mientras el agua subía y subía. Por las noches todavía despierto sobresaltada y creo que me estoy ahogando”.

Hoy, al pie de lo que será su casa y su nuevo hogar, en El Nuevo Omitlán, alejada del río Noemí agrega con alegría: “Voy a recobrar el sueño y quiero que mis hijos entiendan que vale más la vida que un ropero, que una cama”.

Si el río que se desbordó crece nuevamente, los habitantes del dañado Omitlán ya estarán reubicados en una superficie segura de 12.5 hectáreas, sobre un pequeño valle, en El Nuevo Omitlán.Esta gente podrá cruzar el río, en la panga, para cultivar sus tierras,y tienen la certeza de que sus viviendas ya no están al alcance de la destrucción.

La Secretaria de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, que encabeza Jorge Carlos Ramírez Marín, construye 119 viviendas para los damnificados de Omitlán. Se trata casas de dos recámaras, sala comedor, cocina, baño.

Al respecto, Agustín Sánchez Analco, con sus más de siete décadas de vida a cuestas, comenta con sus vecinos: «Los pocos días que me queden los voy a vivir sin temor al río. Jamás pensé que el Gobierno Federal me diera algo, hoy tengo un techo seguro y aunque me da sentimiento dejar la tierra donde nací, entiendo  que la vida es primero».

La nueva comunidad contará con tres escuelas y un parque para pasear en familia, con un área de juegos para los niños. Y algo muy importante, comentan los lugareños, es que las casas construidas por el Gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto, están hechas con materiales que permiten tener una temperatura fresca en su interior, a pesar de que en el exterior la mínima sea de 35 grados centígrados.

Aristeo Hernández, otro veterano de Omitlán, dice que su tierra es sagrada y la cuidan, que así como sirvió alguna vez para filmar la película “Rambo ll”, hoy se le debe proteger para que los campesinos vuelvan a la normalidad, porque ellos van a seguir labrando su parcela. Y expresa con satisfacción que el río será su fuerza de desarrollo, de crecimiento y de sustento, pero ahora las aguas lodosas no llegarán a su casa. «Vamos a mirarlo de lejos», concluye.

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Redacción Centro Urbano


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