El freno que se ha sentido en la Ciudad de México en materia de proyectos inmobiliarios no sólo ha pegado en términos de inversión, sino que hay un daño colateral, unas victimas silenciosas en las que ha repercutido este freno en la capital: los trabajadores de la construcción.
Y es que las cifras en materia de empleo que se manejan para la capital hablan por sí solas: de acuerdo con los datos presentados por Eduardo Torres, director de la firma de consultoría ai360, en la Ciudad de México se han perdido cerca de 20,000 empleos en el sector de la construcción.
El dato llama poderosamente la atención porque son plazas laborales formales, es decir, con registro oficial ante la autoridad. No obstante, si de acuerdo con lo explicado por Eduardo Torres, se entiende que la tasa de formalización en el sector de la construcción es de apenas 20%, quiere decir que hay una cifra negra que existe pero no se contabiliza. Con ello, si se perdieron 20,000 empleos formales, y por cada uno de ellos hay cuatro informales, se entiende que los pronósticos apuntan a que 100,000 trabajadores han dejado de laborar por el cese de obras y el cierre de ventanillas que se ha dado.
Y el impacto es considerable, como lo ha sido las acciones que han tomado las autoridades. Las estimaciones de especialistas en la materia afirman que, a la fecha, 42% de los proyectos activos en la Ciudad están suspendidos o clausurados. Es decir, 468 obras que dan empleos a cientos de trabajadores de la construcción están detenidas.
En este marco no hay que olvidar que el freno de obras no sólo representa cortar el empleo, sino también truncar en muchos casos los deseo de seguir estudiando. Y es que como se recordará, en la Ciudad de México hay obras en las que la Fundación Construyendo y Creciendo ha aperturado aulas para ofrecer educación a los albañiles, con lo que al cerrar las obras también se suspenden las clases que buscan dar una nueva oportunidad a este segmento tan desprotegido.
En tal sentido, con esto no se trata de poner en tela de juicio las acciones del gobierno que han frenado las obras. Se entiende a la perfección la intención de revisar y ajustar a la norma los proyectos. No obstante, ante este escenario resulta fundamental comenzar a dar celeridad al tema y no causar más daños a un sector que, como se dice en coloquialmente: «ni la debe ni la teme».
La propia titular de Seduvi, Ileana Villalobos, aseguró que desde el gobierno capitalino no se ha frenado el desarrollo y lo que se busca es impulsarlo. Pero, insistió, es importante revisar y ajustar todos los proyectos. En esa línea, la funcionaria aseguró que las autoridades van “arreglando el auto andando”, es decir, que no han frenado la entrega de permisos.
Y quizá la Secretaria tenga razón. Oficialmente no se ha cerrado la ventanilla, pero sí reconoce que la Seduvi se ha visto superada por la gran cantidad de trámites que debe atender, lo que provoca un impasse en la dependencia.
Sí, quizá no hay un cierre formal, pero sin un freno que se comenzará a notar en mayor medida en elementos como las inversiones o el empleo y que, según la idea, podría representar una caída de hasta 50 por ciento en las inversiones, factor que, claro, repercutirá en la tan necesaria generación de empleo.