Durante 30 años estas familias vivieron en los campamentos que se instalaron tras la catástrofe, ya que no se les había dado una solución habitacional
El sismo ocurrido el 19 de septiembre de 1985 provocó la muerte de miles de personas, el colapso de cientos de edificios y daños estructurales en muchas construcciones, lo que ocasionó que muchas familias perdieran su vivienda.
Una de las soluciones emergentes fue la instalación provisional de campamentos para albergar a esas familias, pero después de 30 años cinco de esos campamentos aún existían y en ellos vivían 293 familias a las que no se les había dado una solución habitacional.
Para que estos afectados pudieran acceder a una vivienda adecuada, que cubriera sus necesidades y contribuyera a mejorar su calidad de vida, el jefe de gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera Espinosa, se comprometió y ordenó al director general del Instituto de Vivienda de la Ciudad de México (Invi), a que llevara a cabo las acciones necesarias para que esto se hiciera realidad.
Por tal motivo, hace unos días se hizo entrega de dos desarrollos habitacionales que en total cuentan con 170 viviendas, mismos que fueron edificados en donde antes se encontraban dos campamentos. El primero es el predio ubicado en Matamoros 110, colonia Morelos, de la delegación Cuauhtémoc, en donde se construyó un conjunto de 86 viviendas que beneficiará a 344 habitantes de la ciudad.
El segundo desarrollo se localiza en Calzada San Simón 310 (antes 90), en la colonia Atlampa, también de la delegación Cuauhtémoc; esta unidad está conformada por 84 viviendas para beneficio de 336 habitantes de la capital del país.
Durante la inauguración encabezada por el mandatario capitalino, beneficiarios de ambos proyectos contaron su experiencia habitando dichos campamentos, como fue el caso de Jaquelin Rosario Villarreal Pérez, quien narró que ella llegó al campamento cuando tenía apenas un año de edad, ahí desarrolló su vida e incluso formó su propia familia.
Otro caso es el de Mónica Gutiérrez Pérez, quien contó que el sismo dañó su vivienda, creando una situación de riesgo para sus habitantes, por lo que tuvo que abandonarla y fue reubicada en el campamento Matamoros, donde se encontró con otras familias que procedían también de viviendas en riesgo.
Las beneficiaras narraron que las condiciones en que habitaban en dichos campamentos eran precarias, ya que hasta 50 familias llegaron a compartir tres baños y tres regaderas, los módulos tenían filtraciones, lo cual se complicaba en época de lluvias, además de que estas condiciones provocaban conflictos frecuentes entre vecinos, así como la generación de fauna nociva y condiciones de inseguridad.
Durante su intervención, el director general del Invi resaltó la importancia de esta acción, ya que después de poco más de 30 años, las familias beneficiadas pueden tener una vivienda digna, en la que podrán desarrollarse y mejorar su calidad de vida.
Miguel Ángel Mancera Espinosa enfatizó que con esta entrega se hizo justicia a 30 años de olvido en el que vivieron estas familias, en condiciones tan desfavorables, y que al recibir sus viviendas, comienzan un nuevo ciclo en sus vidas.