Tenía unos 7 años de edad y estaba de moda un grupo llamado “Muñecos de papel”, una telenovela llamada “Alcanzar una estrella” y Ricky Martin con el cabello larguísimo, y una arracada que lo hacía ver irresistible.
Recuerdo que en ese entonces los “cd’s” apenas se empezaban a vender, así que mi mamá optó por comprarme un cassette de Ricky Martin, llamado Ricky Martin, yo era la más feliz reproduciendo todos los días todas las canciones, viendo la “novela” todos los días también.
Así inició mi fanatismo por ese encantador puertoriqueño que apenas iniciaba su carrera…
El motivo de escribir este blog, es un recuerdo de mi niñez: le escribía cartas a diestra y siniestra, y mi abuela paterna las escondía y me decía que ya se las había enviado, pero que tenía tanto trabajo Ricky que no me podía contestar, así que yo asumí que si quería darle una carta algún día y recibir algún gesto de vuelto, tendría que ser en un concierto.
Dibujé varias pancartas en cartulinas, con letras moradas, un corazón y un rayo, enmarcados en un color amarillo chillante… seguro así llamaría su atención alguna vez en algún concierto, ahora faltaba que me llevaran a uno.
Mi amor por el cantante siguió y siguió creciendo, comprando sus cd’s, y cualquier revista donde apareciera, pegando pósters en mi habitación, siempre anciosa por ese momento en que pudiera verlo en persona (ya para ese entonces se me había olvidado lo de las cartas).
Un buen día, hace poquitos años, enciendo la televisión y escucho una noticia que de momento me impactó: “Ricky Martin anuncia que es gay”, no podía creerlo.
Recuerdo que para esos días tenía yo un novio bastante pesado, que me hizo un comentario muy desagradable: “Vaya, hasta que sale del clóset ese $%#$ joto”, me hirvió la sangre y le respondí… “Más bien un gran hombre de esos que ya no hay, por tener el valor de anunciar su orientación sexual sin importarle lo que idiotas como tú piensen de él”.
Mi cariño por Ricky no disminuyó, incluso creo que lo admiré más por tener esa seguridad para anunciar lo que le dictaba el corazón.
El pasado 25 de noviembre, en el Auditorio Nacional, al fin lo logré… pude verlo, escucharlo y aunque de un poquito lejos, disfrutar de su música, la verdad es que desde que compré mi boleto, no caí en cuenta de lo que significaba para mí, sólo me emocionaba estar ahí.
La quinta canción del concierto, mi canción favorita, la que me eriza la piel como ninguna otra: Asignatura Pendiente… cuando escuché los primeros acordes del piano, lo entendí, me acordé de mi haciendo carteles en mi habitación, mi abuela “enviándole” mis cartas, mis tardes jugando a que yo cantaba sus canciones…
Es hermoso, reconfortante mirar atrás y darte cuenta que le cumpliste un sueño a tu «yo» de niño,
Mi momento del 2016 ¡Gracias Ricky!