Por Héctor Galeano Inclán
El robo de identidad es un delito que ha crecido significativamente en los últimos años. De acuerdo con datos del Banco de México, nuestro país ocupa el octavo lugar a nivel mundial en este crimen.
Primero definamos el término. El robo de identidad es la apropiación indebida de datos personales de una persona por otra para realizar operaciones fraudulentas, ya sea abrir cuentas de crédito, contratar líneas telefónicas, cobrar seguros de salud, vida o pensiones, y hasta realizar operaciones de compraventa y arrendamiento de inmuebles.
Desde el punto de vista inmobiliario, el robo de identidad suele llevarse a cabo a través de la adulteración de documentos. Existen dos llamadas de alerta para el robo de identidad en operaciones inmobiliarias, la primera de ellas es la compraventa o arrendamiento de un inmueble o terreno desocupado, ya que los delincuentes suelen buscar propiedades abandonadas para realizar estos fraudes, de las cuales obtienen información en el Registro Público de la Propiedad.
Y en segundo lugar, la oferta del inmueble en valores por debajo del mercado para despertar interés del comprador y asegurar la venta rápida del inmueble “para no perder esa gran oportunidad”.
Algunas precauciones que brinda el Colegio Nacional del Notariado Mexicano para evitar un fraude inmobiliario como propietario de un inmueble son:
- Ten siempre los inmuebles amparados con sus títulos de propiedad ante notario.
- No dejes inmuebles en apariencia de abandono. Si tienes un terreno o casa desocupada coloca un aviso que diga: “no está en venta” o “propiedad privada” y vigílalo constantemente.
- No dejes trámites sucesorios pendientes.
- Haz testamento para facilitar en su momento la tramitación de la sucesión.
Desde el punto de vista del comprador, antes de entregar cualquier cantidad de dinero, firmar cualquier contrato, o comprometerte a la compra de un inmueble, contacta a tu notario de confianza. El notario debe confirmar ciertos aspectos básicos antes de realizar la compraventa, por ejemplo:
- Que la persona que vende el inmueble realmente sea el dueño y si es un único dueño o deberá obtenerse el consentimiento de otros dueños para la compraventa –por ejemplo, la esposa si está casado por sociedad conyugal–.
- Que no exista un juicio testamentario inconcluso.
- Que la propiedad no tenga una hipoteca.
- En caso de que la venta sea realice a través de un poder para actos de dominio, que éste sea legítimo.
El notario es tu mejor aliado para proteger tu inmueble, acude a él para obtener información de cómo realizar una compraventa segura o revisar la situación actual de tu patrimonio.
Héctor Galeano Inclán es Presidente del Colegio Nacional del Notariado Mexicano http://www.notariadomexicano.org.mx