POR VÍCTOR SALAS CASTILLA.
Dando una revisión a mis libros en temas de urbanismo, me encontré con varias guías especializadas en recorridos exaltando elementos urbanos y/o arquitectónicos. Me pareció un buen aliciente este tipo de publicaciones, ya que no son exactamente las guías turísticas, sino guías que exaltan y ponen en valor elementos que forman la ciudad construida y sin duda con un tema muy en boga y que nunca ha dejado de estar presente, que son los recorridos a pie o bicicleta, disfrutando la ciudad, mirando alrededor.
En todas estas Guías se da importancia al recorrido peatonal como principal objetivo, rescatando el patrimonio arquitectónico y urbanístico, que en algunos había sido olvidado o descuidado y donde ha crecido la conciencia y necesidad de recuperarlo. Varias de las ciudades mencionadas han experimentado grandes transformaciones y tratan de rescatar su herencia. Tanto en lo que hace a la permanencia y a la memoria y al mismo cambio que siempre experimenta una ciudad, por este motivo se recalca la necesaria proyección de futuro y se vuelve imprescindible el conocimiento documentado y preciso del fenómeno urbano percibiéndolo de manera integral y advirtiendo su diversidad.
Lo bueno de estas guías es que han sido diseñadas y dirigidas para un amplio espectro de usuarios, desde el turista casual hasta un público más estudioso; desde el visitante que quiere ver algo más que los monumentos celebres, hasta el habitante que tiene interés y curiosidad hacia las cosas que le son comunes y a veces no repara en ellas. En estos diferentes recorridos muchas veces no solo se ofrece una visión de los monumentos más “bellos” e interesantes, sino se enfatiza su valor patrimonial urbano – arquitectónico, a mi parecerno son consideradas sólo un catálogo o inventario de lo existente, sino una selección del quehacer arquitectónico y urbano, con obras que representan tanto un periodo cronológico como un determinado lugar y que tienen una determinada calidad urbanística, paisajística y ambiental.
Varias publicaciones y guías demuestran que para las ciudades iberoamericanas por ejemplo, hubo un patrón común para las ciudades o los pueblos tradicionales que fueron construidos utilizando una fórmula que ha demostrado con el acontecer del tiempo ser exitosa. Durante el Siglo XVI por orden del Rey de España, las colonias españolas desarrollaron sus pueblos alrededor de una plaza, localizando allí los edificios municipales importantes, la Iglesia Católica y la alcaldía. Estos asentamientos fueron fundados a escala humana y ahora es posible usarlas de nuevo con distintos objetivos, desde comerciales, turísticos, hasta educativos y culturales.
Esta escala humana está enfocada en el peatón como marco de referencia, con distancias caminables y atractivos que ayuden e inviten a ese peatón a caminar. Esta escala se juzga como superior en muchas formas a la escala del automóvil; el hecho de que estas ciudades tradicionales aún existan es símbolo de la permanencia y constancia de este estilo. La arquitectura tradicional de estas comunidades es en gran parte lo que le da carácter al entorno urbano y de ahí lo importante que es preservar éstas formas.
Muchos elementos cambian el paisaje al paso del tiempo. Por más de cuatro siglos se vivía en desarrollos compactos alrededor de las plazas. En éstos se localizaban comercios en el primer nivel y residencias en el segundo nivel, la posibilidad de caminar a las escuelas, oficinas del gobierno y trabajos, calles para caminar, (luego compartidas con el automóvil), aceras amplias, sombra, todas éstas características en una escala humana. Ahora se ha ido perdiendo el uso de los centros urbanos, de los centros históricos en las ciudades latinoamericanas, y se fueron abandonando en las últimas décadas; recientemente se han resuelto acciones que reintegren las áreas históricas a la vida diaria de la ciudad, casos como el de la Ciudad de México, Montevideo y Buenos Aires, demuestran la importancia de devolver no solo las actividades vitales a estos centros, sino de fomentar la vivienda y el regreso en general de los habitantes, así como animar al turista y al propio habitante al disfrute de estos centros, ya que en general están repletos de espacios urbanos y edificios que guardan elementos históricos, artísticos y culturales que son de gran valía para cada ciudad.
En cuanto al movimiento en las ciudades se demuestra que hay un área de intersección entre los intereses por preservar el medio ambiente urbano, el patrimonio y los intereses de las personas con movilidad alterna al automóvil, es decir, la optimización de las vías de circulación peatonal y reducir los medios de transporte vehicular. Estas guías ofrecen una alternativa de movimiento por lo menos para actividades culturales y que estimulan disminuir el uso del automóvil, que en las grandes ciudades aún tiene una concepción de status y confort. Muchos son los condicionantes que lo inducen a ello. El agresivo estímulo publicitario de las empresas automotrices, sumado al impulso sostenido de desarrollo de vialidad, oscurecen los beneficios de otros medios de transporte, tales como el transporte público, la bicicleta o el simple hecho de caminar.
Un mecanismo para desalentar la ilusión e idealización del automóvil, es desarrollar una buena oferta de infraestructura peatonal, tanto con relación a sendas, como a vehículos de transporte público de pasajeros; incluyendo a los elementos de diseño y equipamiento urbano asociados con dicha infraestructura que invite a hacerlo, que de identidad y se establezcan de a poco recorridos específicos, con sistemas de circulación variados (sendas peatonales, ciclovías, vías de tránsito vehicular para transporte público, por ejemplo). Así se generan cadenas de viaje confiables, desde el punto de partida hasta el de llegada, con ligas y conexiones y cada punto debe brindar la seguridad de cumplir adecuadamente con su función, creando circuitos peatonales accesibles, con acceso directo y movilidad franca, uniendo las áreas de mayor flujo peatonal, tales como avenidas o centros comerciales, estaciones a lugares de uso público y particular de actividades sociales en general.
Pienso que el estímulo de desarrollar más guías como las mencionadas y darles difusión puede alentar lo anterior y a su vez el gusto por nuestras ciudades, por nuestros barrios, para darles un valor en todos sentidos, creo en que peatonalizar la ciudad para efectos de disfrute es elevar la calidad de vida.
El urbanista Victor Salas Castilla, es consultor especializado en temas urbanos, actualmente trabajando proyectos de este tipo en Uruguay y México.
@castillart