POR BERNARDO FARILL.
Cumplir con la ley ha dejado a la Ciudad de México sin parques nuevos ni vivienda social. Si se dan cuenta, hace mucho que el gobierno de la Ciudad no crea parques nuevos. Hablo de parques de verdad: grandes, arbolados, con pasto y fuentes, no hablo de parques “de bolsillo” ni de las banquetas grandototas que llaman “parques lineales”. Hablo de parques de tapa dura, de primera edición, de los que son una cuadra entera.
Los parques son importantes por mil razones, pero nunca tanto como ahora que la gran mayoría de los habitantes vivimos en departamentos y casas sin jardín. Ahora que hay cada vez más desarrollos verticales y todos estamos más cerca unos de los otros, estos espacios son vitales.
¿Se han preguntado por qué no hay parques nuevos en la Ciudad? La respuesta breve y fácil es que no hay suelo disponible dentro de la CDMX*. Pero no es así: sí hay suelo y además la ley contempla mecanismos para crear más parques mientras más crece la Ciudad. La razón por la que no hay parques es peor: no hay parques por un tecnicismo.
Me explico: desde tiempos inmemoriales se contempla que construir en las ciudades implica tener obligaciones. Si hago un desarrollo donde van a llegar 100 familias nuevas, necesito más parques y equipamiento. Aquí y en China, los desarrolladores tienen que donar suelo para este fin. Este mecanismo garantiza la construcción de ciudades y no sólo de edificios. Pero en México, de unos años para acá, muchos desarrolladores se han amparado (y ganado) para no hacerlo. Esto a raíz de una ley mal redactada y peor interpretada, pero también de varios personajes que han lucrado con hallar y explotar dichos agujeros legales.
Gracias a otro agujero legal, tampoco hay vivienda social en la CDMX. Eso es grave, muy grave. La vivienda asequible es el engrane más grande en el funcionamiento de cualquier ciudad. Esto se debe en parte a la suspensión de la tristemente célebre Norma 26 (luego 30 y 31) después de que se descubrió el abuso masivo de sus beneficios para vender viviendas de mayor precio. El ilícito se calcula entre dos mil y doscientos mil millones de pesos, pero nunca sabremos con precisión porque SEDUVI se niega a entregar esa información, haciendo honra a su evaluación como “la Secretaría más opaca de la Ciudad de México”.
Un tercer agujero legal es un documento llamado “Liberación Parcial de Medidas” que ha permitido a muchos desarrolladores echar a andar sus proyectos sin haber cumplido con las acciones de mitigación dictaminadas. La base legal y la aplicación de dicho documento es un misterio propio de la Araña, pero es también un ejemplo de cómo la Ciudad define a sus habitantes como prescindibles, mientras algunos particulares se benefician.
Estos son los 3 ejemplos más graves –de muchos- en los que un conjunto de personas lucran con atajos legales dañando nuestra Ciudad y nuestra calidad de vida. Primeros en la lista son los llamados “Peritos en Desarrollo Urbano” (PDU), figuras legales autorizadas y capacitadas por la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda del GDF. El nombre es incorrecto y no refleja las funciones reales de estos personajes: los llamados “peritos” no poseen un conocimiento extraordinario en materia de urbanismo ni son expertos en nuestra ciudad, únicamente son gestores aprobados. Lo único que conocen a fondo son los caminos, trámites, argucias y atajos en la ley que permiten llevar a cabo lo que su cliente –un desarrollador- les pida. Mientras más atajos se sepan y más ahorros logren al desarrollador, más dinero ganan. Los PDU no argumentan a favor de la Ciudad, sino a favor de un particular que les paga, cayendo en un claro conflicto de interés que ha dañado irreversiblemente nuestra ciudad.
Por alguna razón, lealtad entre ladrones será, la SEDUVI ha optado por no defenderse de las interpretaciones ventajosas que dichos “peritos” y asociados hacen de la ley. Es vox pópuli que no hay demanda que pueda contestar SEDUVI con éxito. Demanda y ganarás. Eso tiene que provocar a los ciudadanos a preguntarnos: ¿Para quién trabaja esta Secretaría? Este es un país medianamente libre para que cada quien interprete lo que quiera y haga tiros de media cancha en su beneficio, pero si el portero de nuestro equipo deja pasar todos los tiros, sospecharé que le paga el otro equipo.
Se ha creado un desequilibrio enorme que causa un gran y constante enojo entre los habitantes. Este enojo ya impide cualquier diálogo productivo entre los actores de la Ciudad. Cualquier desarrollador inteligente, aunque se haya beneficiado de este sistema arbitrario, lo cambiaría en un santiamén por uno que le diera certeza y le garantizara crecimiento a largo plazo. Por cada plaza comercial impuesta, hubo 10 proyectos inviables por corrupción o presión vecinal. Seamos justos: ni los vecinos son intransigentes ni los desarrolladores son los malos: la gestión de las leyes ha sido deficiente.
¿Cómo arreglar esto? Lo primero a corregir debe ser la misma ley: estas leyes llevan ya más de 10 años sin generar reservas territoriales o vivienda en la Ciudad y siguen sin modificaciones. Mientras no la cambien seguirán los abusos. Dejarla así por 10 años es complicidad.
Después, sigan el ejemplo del INFONAVIT, que teniendo tantas figuras involucradas, eliminó los conflictos de interés pagándoles de forma directa. Que de igual forma, SEDUVI le pague directamente a los PDU y se asignen de forma azarosa a cada desarrollador tras pagar una cuota. Si no defienden a la Ciudad, que sean sujetos a sanciones. Los clientes son y deben ser la Ciudad y sus habitantes.
Las oportunidades de oro en un gobierno se toman cuando, teniendo la autoridad de un grupo beneficiado por injusticias, se decide por el camino angosto pero justo. Hoy día la SEDUVI la dirigen no uno, sino varios PDU. Ojala vean el beneficio que traería a la Ciudad un mecanismo que permita tomar decisiones en favor de todos en vez de a unos cuantos. Todos queremos certeza y todos nos beneficiamos de ella.
Vender atajos es un negocio lucrativo pero casi siempre de dudosa ética: pierde peso en dos semanas con este video, gánale al cáncer con unos chochos, construye más pisos con un amparo. Dicen que las peores injusticias se han realizado al amparo de la ley y estos casos no son la excepción.
*CDMX = Ciudad de México
Bernardo Farill, urbanista que a través de su trabajo arquitectónico se ha dedicado al desarrollo sustentable de las comunidades con especial atención a la gestión de la convivencia social, por lo cual se mantiene en contacto con diversas organizaciones no gubernamentales.
@bernardofarill