¿Por qué tienen tanto éxito programas de series como True Detective, House of Cards, u otro tipo de segmento streaming que incursiona en el género policial o que está emparentado con éste?
Porque todas tienen un suspense que tiene su origen en la persecución.
Se afirma que el ser humano tiene una necesidad inherente, espiritual, de que haya justicia en este mundo y que se persiga a todo aquél que trasgredió alguna ley.
Los clásicos griegos sustentaron que se debe dar la dualidad de la luz contra las tinieblas en un fondo dramático.
La teoría contemporánea de la dramaturgia -que manejó de manera esplendida el dramaturgo Hugo Argüelles- contrapone el eros contra el thánatos (la lucha de la muerte contra la vida) inherente a todos los personajes.
Ya en otras ocasiones hemos platicado de los maestros que impartían cátedra en la Escuela de Escritores original de la Sociedad General de Escritores (Sogem), cuando el maestro José María Fernández Unsaín, con ese toque de personaje burlesco y quijotesco, nos barajaba cómo teníamos que diseñar un personaje.
Pero en esta ocasión quiero delinear algunos personajes policiales que me dejaron impresionado por la construcción psicológica de los autores al hacer la construcción de cada uno de ellos.
Como dicen los clásicos, una novela no es más que la conformación de un cuadro psicológico de un personaje y el personaje es destino, salida.
1. Jorge Macías: Personaje central de “Un asesino solitario”. A través de este retrato, vemos la universal soledad de los cuerpos policiacos que trabajan a la sombra del poder; sin personalidad, sin vida, sin memoria. El poder político demanda soledad. Y en esta novela, más que el retrato de un Mario Aburto, vemos la oda a la soledad más tremenda que se pudo haber retratado. El asesino solitario sin amigos, sin amor, sin hijos, sin destino. Ante una trama que nos lleva desde las calles de la CDMX a los barrios bravos de Sinaloa, donde nos retrata la violencia cotidiana e institucional del estado cuna del narcotráfico.
En las páginas, vemos en la primer novela de Elmer Mendoza un Culiacán fantasmagórico, letal, bronco, oscuro entreverado con una vena de sensualidad, complicidad y traición, donde un hábil pistolero entrenado junto a los Halcones de los años 70, nos afirma nuevamente que atrás de todo complot, hay otro complot que no se ha cumplido y éste se envuelve en otro más, como en un juego de muñecas rusas.
2. Filiberto García. Es el matón policial clásico que apareció en la también clásica “El Complot Mongol”. Arquetipo de la escuela de los ajusticiadores del poder que se pusieron de moda con el asesinato del Presidente Alvaro Obregón, en la persona de José de León Toral en el México salvaje de los años 20; personaje que solo se dedica a eliminar oponentes políticos. Es el retrato un hombre sesentón que lucha por abrirse paso ante la tecnocracia del PRI de los años 60, donde ya no se le da cabida a los policías de la vieja guardia. Su enamoramiento con Martha Fong es de antología, y las secuencias literarias donde sueña amar y rescatar a su chinita en el barrio donde corren cientos de miles de dólares para ultimar al presidente en turno… o al presidente de Estados Unidos. Una joya de retrato.
3. Héctor Belascoarán Shayne. Paco Ignacio Taibo II arriesgó todo por este personaje… y ganó. El detective que se inventó a sí mismo a través de un curso por correo, que nos describe la vida de los sindicatos corruptos en el México de los 70; que busca infatigable al fantasma de Emiliano Zapata, que como la leyenda urbana dice, aún no ha muerto; y de paso, buscar a la hija adolescente de una ex artista de poca ropa medio sospechosa; con cóctel riquísimo de emociones y acción.
4. The Continental Op. El personaje que da vida y trascendencia a la novela “Cosecha Roja”, clásico del género noir de los años 30 en Estados Unidos. El prototipo del detective rudo, que anteponía el lado jurídico a los dictámenes de la Agencia a la cuál él trabajaba. En cierta forma, representa la exitosa privatización de la impartición de justicia en Estados Unidos. Es un personaje al que tenemos que regresar dada la implicación de esa inminente privatización de la justicia en nuestro país.
5. Phillip Marlowe. Es sin duda, el detective, sensible, cínico, valiente, desvergonzado y profundo de la literatura policiaca; antítesis y suplemento de The Continental Op. Baste leerse el clásico “El Gran Sueño”, donde detalla la odisea del investigador ante un potentado que desaparece secuestrado en México (ya desde ese entonces tenía México esa fama) y donde su actuar nos deja perplejos y sumidos en un aire de ironía y sarcasmo ante las injusticias y la impartición de la ley en Estados Unidos.
Bueno, baste este inicio para hablar en otra ocasión de la construcción del relato en sí, desde una perspectiva de género policial más completo.