El concepto de las NAMA implica generar un cambio de paradigma que vincule a los programas de fomento de la #vivienda del Gobierno con el concepto ‘desempeño global de la vivienda’
Por: Anahí Ramírez Ortíz*
A lo largo de la Conferencia de las partes de las Partes, COP 21 en París, Francia, en el contexto de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) el Gobierno Mexicano ha reafirmado su compromiso con el desarrollo sustentable y la protección al medio ambiente, cumpliendo con lo establecido en su actual Plan Nacional de Desarrollo: Un México Próspero y un México con Responsabilidad Global.
La presentación de las NAMA de Vivienda Nueva y Existente, así como los resultados de la implementación de estas acciones, confirman ante el mundo el liderazgo de México en las acciones para mitigar el cambio climático; pero ¿qué son las NAMA? Las NAMA son Acciones Nacionales Apropiadas de Mitigación, por sus siglas en inglés, compromisos nacionales cuyo objetivo es disminuir el CO2, Gases Efecto Invernadero (GEI), y promover el desarrollo sostenible.
Para la vivienda, el concepto de las NAMA implica generar un cambio de paradigma que vincule a los programas de fomento de la vivienda del Gobierno con el concepto “desempeño global de la vivienda”, y homologue los criterios de dichos programas para promover la #construcción de viviendas nuevas sustentables, y la rehabilitación del parque habitacional existente, con un alto rendimiento energético y mayor confort para sus usuarios.
La NAMA de Vivienda Existente (NAMA-VE) responde a la visión de pensar que la vivienda de hoy requerirá algún tipo de medida de mantenimiento o rehabilitación, se prevé que para 2030, un tercio de la vivienda de México requerirá de rehabilitación parcial o total.
Esta NAMA se alinea con las acciones ya encaminadas en México, como los programas de ampliación y mejoramiento de la vivienda de Conavi, o el Mejoravit de Infonavit, enfocados a la sustentabilidad ambiental. Para el desarrollo de esta NAMA, la Comisión Nacional de Vivienda (Conavi), con apoyo de la Cooperación Alemana al Desarrollo (GIZ), hizo un estudio de campo de la vivienda social en México de los últimos 25 años.
Se analizaron cerca de 2,800 domicilios -ejemplos representativos de las cuatro zonas bioclimáticas elegidas, clima cálido-húmedo, cálido-seco, semifrío y templado, en la tipología típica de la vivienda mexicana por su condición física, “aislada” o vivienda unifamiliar independiente, vivienda “adosada” o unidad de vivienda horizontal que comparte muros medianeros, y la “vertical” o unidad habitacional de tres o más niveles con promedio de dos departamentos por nivel, entre 40 metros y 50 metros cuadrados de área habitable- así como de los programas de financiamiento existentes.
Después de la elaboración de estos estudios, se hizo un diseño técnico que consideró mejoras a la eficiencia energética de las construcciones así como el aumento del confort de sus usuarios; el estudio fue denominado “Rehabilitación paso a paso hacia el óptimo desempeño energético y ambiental”, y con él las intervenciones a las viviendas pueden realizarse en etapas o como un todo, dependiendo de las necesidades particulares y especialmente del presupuesto de la familia.
Estas medidas se elaboran a través de una asesoría energética y diseña un “Plan Maestro”, posterior a un diagnóstico del consumo energético y de las condiciones de la casa. Para asegurar que las medidas se adecuan a la vivienda, deberán ser evaluadas por el Sistema de Evaluación de la Vivienda Verde (Sisevive-Ecocasa), herramienta de evaluación aprobada por el sector, que actualmente se encuentra en actualización para poder analizar y considerar condiciones de una vivienda existente, no sólo de una vivienda nueva.
La viabilidad del proyecto
Como parte de las acciones indispensables para desarrollar una NAMA, es necesaria la ejecución de un proyecto piloto para probar las medidas propuestas y ver la viabilidad de su implementación masiva. El Gobierno Mexicano, con apoyo de la GIZ, decidió ejecutar un proyecto piloto en Mérida, Yucatán, debido al reto que representa el clima cálido-húmedo, y para que este esfuerzo se sumara a los ya realizados por la Conavi y el Infonavit en la entidad.
Durante dos años se realizaron reuniones de trabajo con los actores del proyecto, así como visitas al lugar elegido para el piloto, la colonia Polígono 108, construida con financiamiento del Infonavit en los años 90. Con apoyo de la GIZ, se desarrollaron dos talleres de sensibilización a usuarios y concientización acerca de la eficiencia energética. En ellos se habló del cambio climático, sus repercusiones y las acciones inmediatas, a mediano y largo plazo que pueden realizarse en el hogar para disminuir la contaminación. Además de estos talleres, el equipo organizador de este piloto visitó viviendas con el fin de conocer a los usuarios, las condiciones de sus viviendas, su interés por participar en el piloto e implementar algunas medidas.
En paralelo se analizaron las fichas de levantamiento de algunas casas del Polígono 108 y con base en ellas se eligieron 35 posibles participantes del piloto. Se desarrollaron propuestas con un tratamiento diferenciado, dependiendo de la eficiencia energética, el uso de aire acondicionado y el número de habitantes, entre otras cosas; la propuesta de mejora incluyó propuestas de diseño bioclimático, considerando los tres pasos del diseño técnico de la NAMA, y el cambio de dispositivos por ahorradores de agua; inicialmente se desarrollaron cinco paquetes de diseño y ampliación, incluyendo el cambio de electrodomésticos.
Después de elaborar un convenio de cooperación entre la Conavi, el Infonavit, la GIZ y el FIDE de Yucatán, el Gobierno Alemán, a través del Infonavit, financió la ejecución del piloto. La empresa Grupo Consulte fue elegida para hacer la obra en Polígono 108. Se decidió ejecutar dos de los cinco paquetes en nueve viviendas de la colonia y el trabajo de rehabilitación se desarrolló en tiempo récord, apenas dos meses.
Realizar este piloto ha sido un reto, debido a las condiciones de las casas, al clima, a la inminente necesidad de dialogar con las familias día a día y explicar en qué consisten las acciones hechas en su casa, y a mejorar viviendas con materiales eficientes energéticamente, capacitando a los trabajadores en el proceso de instalación y construcción.
Al momento son nueve las familias beneficiadas, sin embargo los resultados de este proyecto servirán para que las instituciones promuevan programas especializados para la vivienda existente y usada. Una vez que terminen las obras en el Polígono 108, será necesario continuar con las acciones de concientización y educación acerca de la vivienda sustentable, explicar a los beneficiarios el uso y cuidado adecuado de su casa para prolongar los beneficios adquiridos al participar en este piloto.
Es mucho el aprendizaje que se ha obtenido con la realización de este proyecto piloto, el Gobierno Mexicano, con apoyo de la Cooperación Alemana al Desarrollo, podrá continuar cimentando el camino hacia la sustentabilidad, promoviendo acciones que beneficien a la población de bajos recursos, la más vulnerable a los problemas ocasionados por el cambio climático.
* NAMA Facility, Cooperación Alemana al Desarrollo, GIZ