POR RAFAEL VALDIVIA LÓPEZ.
En los treinta y ocho años que han transcurrido desde que fue publicada la Ley General de Asentamientos Humanos, en el Diario Oficial de la Federación el 26 de mayo de 1976, el Distrito Federal ha contado con seis instrumentos de planeación general, correspondientes a los años: 1976, 1980, 1982, 1987, 1996 y 2003. Algunas de las políticas y estrategias de largo plazo entre los instrumentos han tenido continuidad, pero también se observa cierto fenómeno de “innovación fugaz” a través de ocurrencias como el Corredor Cultural Chapultepec (CCCh) cuyo concepto contraviene cualquier disposición seria en materia de planeación urbana y que ocurrencias como ésta, han sido la huella de sexenios y administraciones en turno, que edifican y construyen grandes obras sin ningún rigor técnico o prospectivo incorporados a procesos de planeación urbana, que por cierto, en otras ciudades del mundo estos procesos de planeación pueden ser discutidos por la sociedad en su conjunto y ninguna obra importante se lleva a cabo si no está considerada dentro del mismo.
Cuántas de estas “grandes” ocurrencias de proyectos urbanos han dejado huella sobre la ciudad ocasionando grandes problemas, recuerdo ahora los segundos pisos de cuota que favorecen al transporte privado; las ciclo vías sobre el derecho de vía del ferrocarril a Cuernavaca que nadie las usa; la estela de luz y ahora recientemente la elección del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México y recientemente la remodelación de Avenida Masaryk. Todas ellas elecciones que no concuerdan con ningún proceso de planeación urbana de la Ciudad de México.
El contar con un PGDU-CMX actualizado, nos puede evitar “aceptar ideas peregrinas” sobre ocurrencias que afectan sustancialmente la vida social, económica y hasta política de los habitantes de esta ciudad, algunas de estas ocurrencias, inclusive pasan por micro procesos de planeación urbana a “modo” como lo serían el Plan maestro Granadas, Parque Polanco o la controvertida Ciudad de la Salud, bajo puentes y túneles de todo tipo, entre otras “grandiosas obras” iniciadas o por iniciarse, y que dejaron y dejarán importantes marcas en la ciudad y sus habitantes.
Hoy día, se cuenta con un gran número de instrumentos de Planeación Urbana que no convergen en ningún sentido, ni mantienen un eje rector. Se han propuesto Programas Delegaciones y Parciales de Desarrollo Urbano que incluyen las Áreas de Actuación y las Normas de Ordenación General.
El marco normativo vigente para la planeación y gestión territorial en el Distrito Federal, incluidos los aspectos urbanos, ambientales y de movilidad, así́ como los correspondientes a suelo y vivienda y las de infraestructura y equipamiento refleja una sobrerregulación: existen alrededor de 10 leyes, 60 programas institucionales y sectoriales; 5 reglamentos y 60 normas de diversa índole y alcance, las cuales son deficientes debido a que su contenido presenta inconsistencias en relación con la regulación de los procesos de ocupación del territorio, lo que ocasiona conflictos de interpretación y una deficiente aplicación.
La situación del marco normativo ha complicado el proceso de administración del desarrollo territorial de la Ciudad, limitando su potencial de desarrollo sin aprovechar suficientemente su vocación económica, lo que no permite atender las necesidades de sustentabilidad y reducir las desigualdades sociales.
Dentro de este marco, actualmente continúa siendo vigente el Programa General de Desarrollo Urbano publicado en el 2003, que se complementa por las Normas Generales de Ordenación publicadas en el 2005, una propuesta de Áreas de Actuación del mismo año 2005 que no cumplió́ con los requisitos jurídicos para su definición, 15 Programas Delegacionales de Desarrollo Urbano que se han actualizado entre el 2005 al 2011, un Programa Delegacional que todavía data de 1997, y 45 Programas Parciales de Desarrollo Urbano, muchos de los cuales se diseñaron y publicaron originalmente hace más de veinte años como Zonas Especiales de Desarrollo Controlado (ZEDEC’s).
Los retos que tendrá que abordar del PGDUDF
Expansión incontrolable de la mancha urbana.
- La falta de producción de vivienda de interés social, para evitar la expulsión a la periferia.
- Expansión urbana en zonas con valor ambiental y no apto para el desarrollo urbano.
- Ampliar y mejorar la movilidad urbana.
- Desarrollo económico desigual en el ámbito territorial.
- Desarticulación de los instrumentos de planeación.
El PGDUCX deberá tener como objetivo primordial mejorar la calidad de vida de todos los habitantes de la Ciudad de México a través de la planeación del territorio bajo un modelo integral que busca la equidad, competitividad y sustentabilidad por medio de un modelo urbano que fomente una ciudad compacta y policéntrica que le otorgue viabilidad frente a los grandes retos existentes.
La creación de Corredores Urbanos deberá obedecer a un esquema de planeación integral y no excluyente y puntual, con ello se podrían evitar:
1.- Constantes solicitudes de cambio de uso de suelo y las violaciones al marco normativo, como las solicitudes de los desarrolladores inmobiliarios que encuentran nichos de mercado económicamente amplios y normativamente ambiguos.
2.- Redistribución territorial de la riqueza urbana, producto de la inversión pública y privada. El desplazamiento del mercado formal hacia el informal tiene un costo social. Cómo se pagará éste?.
3.- Incorporar áreas de reciclamiento urbano (de industrial a habitacional) como alternativa de nueva oferta de vivienda de interés social.
4.- Acercamiento y redistribución de los beneficios urbanos como parte de la redistribución de la riqueza.
5.- evitar la especulación inmobiliaria, entre otras.
Es importante mantener la equidad y distribución de beneficios del desarrollo urbano, internalizando los impactos en la infraestructura, servicios, medio ambiente, estructura vial y transporte. También no hay que olvidar la escala metropolitana, en donde se necesitan instrumentos que controlen la expansión urbana horizontal que acarrea altos costos sociales, ambientales y económicos al conjunto de los habitantes de esta zona metropolitana.
La conclusión es que se ha planteado un modelo de planeación y gestión que no corresponde a los retos de la Ciudad, es necesario reconvertir el mismo. El reto será poder elaborar un programa que modifique el “modelo tradicional” de elaboración del PGDUCMX. Es necesario impulsar un nuevo procedimiento alternativo que permita superar la “metodología holística”, extensa y compleja que se ha venido utilizando en los últimos años sin obtener resultados.
El problema, no es sólo de diseño urbano, es un problema económico de equidad y redistribución de los beneficios urbanos, los beneficios que conlleva vivir en una zona metropolitana tan grande.
RAFAEL VALDIVIA LÓPEZ es Doctor en Ciencias Sociales (CMQ), especialista en vivienda y suelo urbano. Profesor en la Licenciatura de Urbanismo UNAM y Consultor en RVLConsultores.
@RafaValdivia