- La inversión fue superior a los 44 millones de pesos.
La Comisión Nacional del Agua (Conagua), a través del Organismo de Cuenca Aguas del Valle de México (OCAVM), realiza acciones y obras de mantenimiento en el Río Cuautitlán, Estado de México, en beneficio de un millón y medio de habitantes de los Municipios de Cuautitlán Izcalli y Teoloyucan, en el Estado de México.
Durante una gira de supervisión de los trabajos, Fernando González Cáñez, director general del OCAVM, detalló que en las tareas se utilizaron diversas tecnologías para brindar seguridad, estabilidad, evitar filtraciones y erosiones en ambas márgenes del Río Cuautitlán, en el tramo que va del km 0+000 de la estructura de Berriozabal al km 0+650 hacia Puente Grande.
Las labores consistieron en estudios de mecánica de suelos, supervisión, mantenimiento, rectificación y protección de taludes a base de colchón-gaviones, así como trabajos de reforzamiento de bordos por medio de inyecciones de bentonita (arcilla expansiva), mortero de concreto, pantallas impermeables, geomallas y costalera.
Además se reforzaron siete puntos donde se detectaron socavones; en seis de ellos se colocaron costaleras y en uno más se construyó un muro de gavión. Los socavones que se presentaron durante la temporada de lluvias del año pasado, se convirtieron en un problema emergente que tenía que ser solucionado a la brevedad para evitar posibles rupturas entre los km 1+650 al 2+600 a la altura de la Av. Huehuetoca.
Por ello, la Conagua invirtió hasta el momento más de 44 millones de pesos en las reparaciones definitivas de ambas márgenes del Río Cuautitlán.
González Cáñez explicó que los trabajos de mantenimiento en este cauce son permanentes, ya que ante la presencia de una lluvia y otra se pueden registrar eventos que deterioren la infraestructura hidráulica, como posibles desprendimientos de árboles y taponamientos de basura, por lo que su vigilancia es constante.
El OCAVM reitera su compromiso de trabajar en beneficio de la población del Valle de México, con el objetivo de disminuir al máximo las condiciones de riesgo y vulnerabilidad a que estén sujetas sus actividades sociales y económicas, y sobre todo, estar preparados para la próxima temporada de lluvias y atender cualquier emergencia ante la ocurrencia de fenómenos hidrometeorológicos extremos.