El encarecimiento de la vivienda nueva en España tiene un impacto social profundo, pues el acceso a la propiedad se ha alejado cada vez más para los jóvenes
El precio de la vivienda nueva en España continúa su ascenso imparable. Y es que, según proyecciones de Sociedad de Tasación, el valor medio de un piso nuevo alcanzará los 3,291 euros por metro cuadrado (m²) al cierre de este año.
De esta manera, una vivienda de 100 m² costará, en promedio, 329,100 euros, consolidando un crecimiento interanual del 8.7%. El mercado residencial de obra nueva se encamina así a romper un nuevo récord en la segunda mitad de 2025.
Asimismo, la tasadora indicó que, solo en junio, el precio medio ya se situaba en 3,151 euros por m², lo que representó un incremento del 7.5 % respecto al mismo mes del año pasado. Y esto se explica por una combinación de factores: por un lado, la vivienda nueva presenta mayores estándares de calidad, sostenibilidad y eficiencia energética que la usada; por otro, la oferta sigue siendo muy limitada, lo que intensifica la presión sobre los precios.
Aunque los permisos para nuevas construcciones aumentaron un 19% durante el primer trimestre del año, el ritmo sigue siendo insuficiente para equilibrar el mercado; además de que el déficit estructural de vivienda persiste y no se construye lo necesario para responder a la demanda, especialmente en las grandes ciudades.
Y a este panorama se suma el fenómeno de la financiarización del sector, es decir que un porcentaje creciente de las operaciones de compraventa de vivienda en España está impulsado por inversores, tanto nacionales como extranjeros, más que por compradores particulares que buscan una vivienda habitual.
De hecho, en regiones como Baleares y Canarias, los extranjeros representan hasta el 30% de las operaciones, lo que influye directamente en el alza de los precios.
Además, el encarecimiento de la vivienda nueva también tiene un impacto social profundo, pues el acceso a la propiedad se ha alejado cada vez más para los jóvenes.
Según cifras de Sociedad de Tasación, en 2004, el 56% de los menores de 30 años eran propietarios, y hoy ese porcentaje se ha desplomado al 27%. Como consecuencia, se retrasa la edad de emancipación -actualmente en los 30 años frente a los 26 de la media europea- y también la natalidad, que entre 2015 y 2023 ha caído un 24 por ciento.
En ese sentido, expertos del sector han advertido que esta tendencia puede estar consolidando una brecha generacional y social, donde las nuevas generaciones, a pesar de tener niveles de formación superiores a los de sus padres, encuentran enormes barreras para acceder a una vivienda digna.
Y, adicionalmente, esto tiene repercusiones directas en la estructura social, ya que aumentan los hogares intergeneracionales, disminuye la natalidad y se agrava la desigualdad.
Cabe mencionar que, pese a la magnitud del problema, las soluciones estructurales no avanzan al mismo ritmo. España apenas cuenta con un parque de vivienda pública que representa el 1.5% del total, muy por debajo del promedio europeo, que ronda el 9 por ciento.
Por ello, la Comisión Europea ha instado al país a reforzar las políticas de vivienda, con más presupuesto, regulación sobre el alquiler turístico, reformas urbanísticas y construcción de vivienda asequible a gran escala.









