Analistas prevén un crecimiento moderado para la economía en los próximos años, pues la va a la baja y la banca se mantiene sólida
En el marco de la gira Conecta BIM, del Banco Inmobiliario Mexicano, el economista Gerardo Esquivel, ex subgobernador del Banco de México, mencionó que las perspectivas para la economía mexicana no son positivas actualmente, ya que existe una desaceleración en factores clave como la inversión y la creación de empleo formal.
El especialista señaló que, tras una recuperación postpandemia, la inversión total se ha estancado en el país; además de que el Producto Interno Bruto creció solo un 5% durante el sexenio pasado, y un 6% respecto al nivel prepandemia, no obstante, en términos per cápita, el crecimiento ha sido prácticamente nulo.
Y, de igual manera, indicó que la percepción empresarial respecto al entorno económico se ha deteriorado.
A inicios de 2023, explicó, una mayoría de empresarios consideraba que la economía estaba mejor que el año anterior, pero esa tendencia se revirtió por completo. Actualmente, la mayoría opina que es un mal momento para invertir, reflejo de una mayor incertidumbre.
Sin embargo, a más largo plazo, las perspectivas son más alentadoras, pues analistas del sector privado estiman un crecimiento para los próximos diez años de apenas por encima del 2%, lo cual sugiere un panorama de crecimiento moderado sin señales de un repunte significativo.
Asimismo, las tasas de interés y la inflación general han comenzado a ceder tras los picos de 2022 y 2023. Actualmente, la inflación se sitúa cerca del objetivo del 3% del Banco de México, lo que ha permitido que la tasa de referencia empiece a reducirse gradualmente. No obstante, aún se mantiene elevada frente a estándares históricos.
Esquivel destacó que la tasa real aún se encuentra por encima del intervalo estimado de neutralidad a largo plazo, lo que indica que existe margen para continuar reduciendo las tasas de interés sin generar presiones inflacionarias excesivas.
Finalmente, el experto resaltó que, a pesar del entorno económico retador, la banca mexicana se encuentra bien capitalizada. El índice de capitalización (ICAP) ha mostrado una trayectoria ascendente, con una integración sólida tanto en su componente fundamental como complementario. Esto representa una fortaleza estructural que contribuye a la estabilidad financiera del país.









