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Gentrificación y sus efectos en México

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El reto es entender que la gentrificación no es la causa, sino la consecuencia, y que no podrá ser resuelta si no se actualiza el análisis de la nueva estructura de la demanda, se ajustan políticas y programas de vivienda  así como el desarrollo urbano de acorde a las nuevas realidades.

Por: Daniella Gurrea*

No hace falta ser urbanistas para darnos cuenta de que nuestras ciudades están cambiando, y aunque ese cambio mucho tiene que ver con la modernidad también tiene que ver con la necesidad de dar respuesta a nuevos contextos y realidades de sus habitantes. En medio de estos cambios vemos cosas relevantes y positivas, aunque también existen aspectos negativos en esa transformación.

Es relevante hablar de la gentrificación, así como reconocerla y atender sus efectos negativos. De no hacerlo en forma eficiente, suficiente y oportuna, se estaría poniendo en riesgo la posibilidad de que muchos mexicanos tengan acceso a mejores oportunidades en el futuro. Adelantarnos y planear que consecuencias puede tener nos ayuda a cambiar los efectos negativos y convertirlos en oportunidades.

Hablemos de México, aún y cuando éste es un problema que se está dando a nivel mundial, y hablemos de ese cambio en las fisonomías y estructuras urbanas. Hoy es evidente cuando recorremos las calles de nuestras ciudades y vemos nuevas infraestructuras y activos inmobiliarios y también es evidente cuando observamos lo que está pasando con los habitantes de los barrios así como los comercios, una transformación constante.

Todo esto pasa, lo mismo por una transformación natural de las ciudades y sus barrios, que como resultado de procesos de mejoramiento urbano que siendo muy, pero muy positivos y necesarios tienen efectos en la medida de su éxito como el proceso de revalorización, que puede ser factor detonante o acelerador de este proceso de expulsión de habitantes y comercios locales.

Habrá quien diga que ese proceso de mejoramiento urbano es deseable e inevitable y que agrega valor a la ciudad, pero no debemos pasar por alto que estos beneficios implican también un impacto social que se tiene que atender a través de políticas públicas.

La gentrificación es un fenómeno que está recorriendo todas las ciudades del mundo y que se hace evidente con la transformación de un comercio local que está cediendo sus espacios para que  nuevas marcas lleguen a transformar las dinámicas barriales, y que provoca que en esos barrios cada vez veamos más caras nuevas, al mismo tiempo que quienes habían sido los habitantes de esos mismos barrios se ven obligados a dejarlos porque cada vez es más difícil encontrar viviendas y pagar los altos costos para comprarlas o rentarlas.

Este fenómeno se describe como gentrificación que se podría explicar cómo el desplazamiento de una población original por parte de otra de un mayor poder adquisitivo. Por ejemplo, en México hemos visto instalarse a los famosos “nómadas digitales”, como todo en la vida, este hecho tiene efectos positivos y negativos.

Gentrificación…una palabra que se está poniendo de moda, como símbolo evidente de que algo estamos haciendo mal. Y por supuesto, no podemos culpar de esto a los extranjeros que llegan a México, sea para hacer trabajo a distancia o sea porque dejaron sus lugares de origen en busca de nuevas oportunidades.

Ni a los grupos que teniendo mejores ingresos que la población local llegan a ocupar viviendas en esas zonas, provocando que muchos se tengan que ir de los que hasta ese momento tenían sus casas y sus barrios. Ellos no son los responsables, así como tampoco lo son las grandes marcas que llegan a transformar las dinámicas del comercio de nuestros barrios.

Desde el inicio de la pandemia hemos visto este fenómeno cada vez más notorio en la Ciudad de México y otras grandes ciudades así como en lugares con atractivo turístico del país, donde el flujo migratorio incrementa de forma abrupta.

Hablemos de los aspectos positivos como, por ejemplo, el fomento a mayor competitividad, quien dice mayor competitividad dice mejor calidad y quien dice mejor calidad llama a tener un mejor servicio al cliente.

Hemos visto en los últimos años un incremento considerable en la oferta de mercados de productos orgánicos o en la oferta de propuestas para hacer ejercicio o también hemos visto una diversidad mucho más amplia del lado de la oferta de experiencias espirituales y culturales.

En cuanto a los aspectos negativos, serían principalmente un aumento en los precios de servicios y/o productos, así como evidentes cambios en la identidad de los barrios gentrificados porque no se puede negar que todos hemos podido sentir el incremento en nuestras cuentas del supermercado, en restaurantes o en transporte.

En el sector vivienda pasa algo muy similar, y los efectos de la gentrificación se hacen sentir por igual en beneficios y en aspectos negativos.

El alza de precios es evidente en el mercado de rentas de vivienda porque muchos propietarios han optado por preferir un esquema de renta a corto plazo, que seguir rentando de forma anual, y esto, disminuye el parque habitacional disponible para los que buscan rentar una vivienda de largo plazo.

Y repito, no es la culpa de los extranjeros que llegan a México, porque la esencia de este problema está en la urgencia de actualizar los modelos de planeación urbana y políticas de vivienda, en busca de reconocer esta nueva externalidad, como una realidad en la estructura de la demanda que llegó para quedarse. Si la ciudad es más atractiva para nuevos segmentos tomemos la oportunidad y hagamos una mejor ciudad para todos.

En ello está el verdadero reto cuando hablamos de gentrificación, en entender que este fenómeno no es causa, sino consecuencia, y que no podrá ser resuelto si no se actualizan lecturas respecto a la nueva estructura de la demanda habitacional, que se ajustan, en consecuencia, tanto las políticas y programas de vivienda, como los de desarrollo urbano a fin de dar respuestas contundentes y acordes con el tamaño del problema.

*Daniella Gurrea es directora general de Genworth México.

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