Por Gustavo López Padilla*
Enfrentar las soluciones de diseño, que para un proyecto determinado les son encomendadas a un equipo de arquitectos, implica de manera natural resolver necesidades programático – presupuestales, de acuerdo con las necesidades de espacios planteadas por el cliente o por sus usuarios, buscando que el proyecto resultante contenga singularidades espaciales, formales o constructivas que puedan crear un sentido urbano de lugar, que sea reconocido cotidianamente por quienes viven o transitan por el sitio, pensando que con la arquitectura particular se crean las condiciones de habitabilidad de las ciudades. Se plantea además que este diseño logre ser identificado como parte del conjunto de la trayectoria profesional del autor o los autores del mismo, evitando desde luego que los resultados proyectuales puedan terminar siendo considerados como una obra anodina, anónima, genérica urbano arquitectónica. Así las cosas, con el sentido de lo anteriormente expuesto, Derek Dellekamp (1971), egresado de la Universidad Iberoamericana en el año 1997, haciendo equipo desde el 2019 con Jachen Duri Schleich (1980), egresado de ETH Zurich 2006, asumieron el diseño del edificio ubicado en Anatole France 146, col. Polanco, Alcaldía Miguel Hidalgo, en la ciudad de México, terminado en el año 2022.
El edificio en cuestión se posesiona sobre un terreno residual, que aprovecha un área útil de algo que formaba parte de inicio de una propiedad de mayores dimensiones, contando para los efectos de lo que ahora nos ocupa, con un área rectangular, orientada oriente poniente, de aproximadamente 420.00 m2, dando frente a la calle de Anatole France. El volumen dominante del proyecto resultante se ubica medio nivel arriba del de banqueta, dando lugar a un semisótano de servicios. Para esta oportunidad se planteó un programa arquitectónico de usos mixtos, que mezcla comercios con áreas de oficinas. Cinco plantas útiles sobre el nivel de acceso, se distribuyen en un comercio de doble altura, ocupando la planta de acceso y primer nivel, otro comercio ubicado en el nivel dos y en los restantes niveles tres y cuatro se alojan oficinas.
El entorno urbano próximo al edificio cuenta con una imagen urbana irregular, poco consolidada en lo que tiene que ver con sus alturas dominantes, proyectos colindantes de limitada calidad de diseño en lo que tiene que ver con sus criterios compositivos, contexto dentro del cual la obra sobre la que reflexionamos logra destacar formalmente. Hablamos para el Anatole France 146 de una densidad media de ocupación, que se termina expresando volumétricamente con una escala amable para la zona, para quienes circulan por el lugar tanto en automóvil como a pie. Por requerimientos de diseño, el volumen dominante del edificio, se repliega hacia el fondo y al costado izquierdo del terreno disponible y esta circunstancia afina su visibilidad de manera perspectivada. El edificio se abre y relaciona directamente respecto de la ciudad, al no contar con límites restrictivos dominantes de rejas o bardas, graduando los recorridos de acceso y vivenciales, que van desde el espacio propiamente público de la calle, pasando a un entorno semipúblico de un jardín abierto, descubierto interior, hasta llegar a los dominios de lo estrictamente privado pero visitable, por tratarse en los tres primeros niveles de usos del suelo comerciales.
En términos de composición arquitectónica, el proyecto se resuelve con base en formas geométricas simples, regulares pero expresivas, experimentando con criterios de plantas libres reconfigurables, en las cuales los componentes de soporte estructurales se ubican en los perímetros de las áreas útiles, para permitir así sus flexibilidades de ocupación espacial. Hablamos de una arquitectura experimentando criterios claramente racionalistas, la forma siendo resultado de la interpretación de funciones. En el terreno disponible se identifican con claridad tres zonas programáticas: en el costado izquierdo las áreas útiles representadas por el volumen dominante, sobre el costado derecho, una zona de jardín comunitario descubierto y al fondo de todo lo anterior, claramente diferenciados, los lugares de acceso a los distintos componentes programáticos, las articulaciones verticales, elevador y escaleras y sus servicios complementarios necesarios. Compositivamente el volumen de áreas útiles está resuelto a manera de apilamientos, en donde claramente los dos primeros niveles corresponden a una zona comercial dominante, sobre la cual un tercer nivel resuelto a manera de transición formal y estructural, aloja otra zona comercial y finalmente en los dos últimos niveles, se suman las oficinas ya referidas. Cada zona formal y estructuralmente queda claramente diferenciada. El criterio de apilamientos volumétricos ya había sido experimentado previamente por Derek Dellekamp, en el edificio de departamentos ubicado en Alfonso Reyes 58, col. Condesa, en la Alcaldía Cuauhtémoc, en esta misma ciudad de México.
Para el proyecto de Anatole France su solución estructural fue planteada mediante un criterio mixto, combinando muros de concreto aparentes en los perímetros ciegos del edificio, algunos componentes metálicos y predominando madera en los frentes de los tres últimos niveles que constituyen las fachadas abiertas a la luz natural. Estos componentes estructurales definen de manera aparente las calidades formales y vivenciales de los espacios interiores útiles y al mismo tiempo califican la imagen urbana del volumen dominante del edificio. En la porción baja del edificio, en los dos primeros niveles, el uso preferente de cristal transparente determina flujos de transparencias, luminosidades e interrelaciones visuales entre interiores y exteriores, entre la tienda comercial y el jardín de acceso.
En los niveles superiores, la presencia de componentes de madera, definen calidades plásticas, ritmos y juegos de claroscuros. Sin embargo, observando la imagen exterior del edificio, me parece que debieron haberse considerado mayores protecciones en relación a la incidencia directa del sol y sus ganancias de calor, en las fachadas resultantes oriente y norte. Es evidente la presencia de sol en los espacios interiores útiles y aunado a la hermeticidad de estas fachadas, lo anterior induce a consumos importantes de energía para lograr las condiciones necesarias de confort, afectando también las posibilidades de uso de estos mismos interiores, ya que la presencia de los cristales necesarios corren de piso a techo y no es siempre conveniente tener objetos y muebles próximos o colindantes a estas fachadas.
En otro sentido, en términos de diseño es interesante y atractiva la solución de un conjunto de detalles constructivos, que tienen que ver con la operación de los distintos componentes estructurales, sus juntas, conexiones y transiciones entre distintos materiales. Destaca en ello la solución de detalle de la esquina principal del edificio, ejecutada a partir de geometrías nítidas, bien resueltas y logrados despieces de materiales. Al final de cuentas, el conjunto de presencias, entre el jardín de profusa vegetación, que genera un agradable microclima vivencial abierto a la ciudad y el apilamiento volumétrico expresivo del edificio, con predominio de componentes de madera, terminan por calificar atractivamente la obra, definiendo ¨ un lugar ¨ que comienza a ser reconocible, en términos arquitectónicos y urbanos.
*Gustavo López Padilla
Arquitecto
navegandolaarquitectura.wordpress.com