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Inteligencia artificial y ciudades seguras

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Los datos que nos aportan los censos y encuestas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) dicen mucho más que el número de personas que habitamos y convivimos en México. De todas las cifras que podemos obtener del Instituto una llamó mi atención: el porcentaje de población que vive en zonas urbanas en el país.

 

En 1950 más de la mitad de la población en México vivía en zonas rurales, mientras que en las ciudades habitaba sólo el 43%. Cuarenta años más tarde, en 1990, las cifras se habían invertido: 29% de la gente vivía en zonas rurales. De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda el porcentaje de personas que desarrollaban su día a día en zonas urbanas alcanzó el 79% a nivel nacional[1].

 

Un factor que desencadenó la migración del campo a la ciudad fue el denominado desarrollo estabilizador (también conocido como milagro mexicano), lo que trajo consigo muchos beneficios para la población, pero también retos y problemas que hoy en día se mantienen. Uno de ellos es la criminalidad, la cual desafortunadamente ha ido creciendo las últimas dos décadas, aunque, huelga decirlo, hemos visto una disminución en los últimos dos años.

 

Sobre este punto quisiera reflexionar, dado que en repetidas ocasiones se señala que en México se encuentran muchas de las ciudades más violentas y peligrosas del mundo, como lo son Celaya (Guanajuato), Tijuana (Baja California), Juárez (Chihuahua) e Irapuato (nuevamente Guanajuato)[2].

 

Para combatir la criminalidad existen diferentes medios y caminos, los cuales apuntan a estrategias diversas que dependen de la política criminal que se impulse en el gobierno. Algunos de ellos proponen la aplicación de mano dura y tolerancia cero ante los delincuentes, obteniendo resultados que contrastan con la violación de derechos fundamentales. El caso más próximo que nos viene a la mente es el de El Salvador, en donde las acciones contra las pandillas han tenido resultados variopintos.

 

Otros más proponen la recomposición del tejido social, es decir, impulsar la satisfacción de derechos sociales como el trabajo, educación y seguridad social para lograr que las personas se alejen de las actividades criminales. Una propuesta de este tipo es la promovida por el Presidente de la República y puede conocerse a detalle en la Estrategia Nacional de Seguridad Pública del Gobierno de la República[3].

 

No es el propósito de este escrito tomar una posición sobre alguna de las dos vías expuestas, sino proponer una tercera – apelando un poco al concepto de Antonhy Giddens – basada en el Inteligencia Artificial (AI por sus siglas en inglés).

 

Debemos entender AI como “…el proceso a partir del cual las computadoras y los equipos tecnológicos realizan procesos que se asemejan o buscan imitar a la inteligencia humana en tareas específicas”[4], es decir, la manera en la cual se ocupa un software que puede crear procesos para realizar una actividad que es propia de los humanos. Un ejemplo bastante añejo pero aplicable son las computadoras que juegan ajedrez contra expertos humanos.

 

Existen múltiples aplicaciones de la AI en la vida cotidiana, más allá de los tableros de juegos de mesa. Algunas de ellas incluso están frente a nosotros y no las percibimos, por ejemplo, los algoritmos que se crean cuando entramos a nuestra cuenta de música o videos en streaming, mismos que sirven a empresas transnacionales para ofrecernos y vendernos productos.

 

Sin embargo, otra forma de emplear la AI es para generar acciones de prevención del delito como podría ser la implementación de softwares para el reconocimiento facial. Es claro que aquí se involucran otros temas como derechos humanos (privacidad, datos personales, entre otros), pero ello no puede ser una limitante para poder impulsar el uso de la AI en la prevención, sobre todo enfocada en las ciudades con una alta densidad de población.

 

 

Bibliografía

 

[1] https://cuentame.inegi.org.mx/poblacion/rur_urb.aspx?tema=P#:~:text=En%201950%2C%20en%20M%C3%A9xico%2043,es%20de%2079%20por%20ciento. Consultado el 14 de septiembre de 2022.

[2] https://elpais.com/mexico/2021-04-23/las-seis-ciudades-mas-violentas-del-mundo-estan-en-mexico.html Consultado el 14 de spetiembre de 2022.

[3] https://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5560463&fecha=16/05/2019#gsc.tab=0

[4] Cervantes, Briceida, “Cuando el destino nos alcance. Inteligencia artificial y Derechos humanos”, en Tiempo de Derechos, núm. 50, junio de 2022, p. 38.

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