La política nacional de desarrollo urbano y vivienda tiene de origen una debilidad muy importante que, por aquellas contradicciones de la vida, proviene de la que es al mismo tiempo su mayor fortaleza: su alcance federal
Y es que por esas cosas de nuestro federalismo, las verdaderas facultades en materia de desarrollo urbano y vivienda están en el orden local… Fundamentalmente en los polémicos municipios.
Es por eso que en gran medida, la solución a los enormes retos de vivienda y desarrollo urbano debiera partir de una cosa muy simple: coordinación institucional.
Y es que la nueva política de vivienda y desarrollo urbano puesta en marcha por el Presidente Enrique Peña Nieto, pierde fuerza si no se complementa con eficientes instrumentos de vinculación con instancias estatales y municipales.
Y ante el complejo momento político que vive el país, quien puede y debe ser el catalizador de esto es la poderosa Conago (Conferencia Nacional de Gobernadores), haciendo suya la Política Federal y, sobre todo, asumiendo el liderazgo en la compleja labor de hacerla llegar a las más de 2,500 autonomías municipales…
Para esto, la Conago tiene como brazo operador al Consejo Nacional de Organismos Estatales de Vivienda (Conorevi), que preside Octavio González Padilla, y que es por naturaleza, la instancia óptima para lograr que lo que marca la política federal se convierta en realidad en el ámbito local.
Los organismos que integran Conorevi tienen, además, la compleja labor de atender las demandas de vivienda de los segmentos verdaderamente desprotegidos, lo que da mayor relevancia a su papel, porque bajo la debida coordinación institucional, se conseguirá que vivienda y desarrollo urbano incidan positivamente en calidad de vida de las familias y en eficiencia de las estructuras urbanas.
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