De unos meses a la fecha los precios de los inmuebles han aumentado en la Ciudad de México a ritmos muy superiores a la tendencia de la década reciente
Esto no tiene nada que ver con una burbuja, es resultado puntual de un marcado incremento en la demanda que obedece, según el segmento de la industria que se analice, a causas radicalmente diferentes.
Encontramos un común denominador de este fenómeno en una serie de barreras regulatorias que están frenando o retrasando el inicio o desarrollo de los proyectos.
Hablando de vivienda, la falta de permisos se traduce en índices de producción muy por debajo no sólo de la demanda, sino de los números con que operaba el sector hasta 2012, de modo que el incremento en precios es resultado directo de la falta de oferta.
En el resto de los segmentos inmobiliarios (centros comerciales, parques industriales, oficinas y turismo) la situación es la misma, pero agudizada por un fenómeno que no tenía precedente; el fenómeno Fibras…
Esta nueva figura está captando enormes bolsas que requieren invertirse comprando inmuebles, lo que provoca una demanda muy superior a la oferta.
Estamos hablando de enormes capitales que están comprando todo metro cuadrado que se les pone enfrente, y que incluso están invirtiendo en el desarrollo de nuevos proyectos, provocando un efecto en la demanda que poco a poco va impulsando al alza los precios de los inmuebles.
No hay burbuja, porque el incremento en precios no es artificial, pero sin duda estamos viendo los primeros efectos de un fenómeno que hay que empezar a atender antes de que se convierta en sistémico.
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