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Y… ¿los que no vivimos en Polanco?

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Todas las mañanas cuando viaje en el metro y tengo que transbordar en la peligrosa estación de Salto del Agua para dirigirme a la Línea 1 del metro, me pregunto ¿cómo serían mis trayectos si viviera en Polanco?

Para empezar me ahorraría arriesgar el físico todos los días, me evitaría la pena de defenderme ante todo tipo de agresiones de las señoras que viajan en el metro, quienes con sus bolsas amplias o su tacones me lastiman, además de pelear con los codos y las caderas que me golpean por todos lados.

El problema de la condición física que hago todos los días al correr entre las personas para llegar a mi oficina serían sustituidos por la bonita moda de andar en bicicleta por Avenida Paseo de la Reforma y disfrutar del paisaje tanto matutino como nocturno admirando los maravillosos edificios que lucen impresionantes por las noches.

M realidad es que no vivo en Polanco y tardo más de una hora y media  trasladarme por la mañana y noche a mi domicilio y lugar de trabajo, estoy a expensas de que el metro lleve marcha lenta, el microbús haga base en cada esquina que pueda o bien, avance a vuelta de rueda esperando subir a todos los vecinos de la colonia.

La esperanza de tener un transporte digno de una gran ciudad cada vez la veo diluirse más y no es pesimismo, es realismo, en papel se han puesto muchas cosas pero en los hechos se ve falta de compromiso con la ciudadanía y un total desinterés por la problemática del grueso de la población.

La prueba es la Línea Dorada del metro que gracias a la negligencia y poco compromiso de las autoridades un tramo está sin funcionar generando grandes problemas a los usuarios que abordamos el metro en la estación de Constitución de 1917, porque en un trayecto para llegar en trasporte que hacía 15 minutos ahora hago más de media hora, lo mejor fue la respuesta de un funcionario que no recuerdo quien fue que dijo “pues levántense más temprano”, ¡maravillosa respuesta y solución!

Por no vivir en las zonas de preferencia por las autoridades gasto más en pasajes, en tiempo y no puedo disfrutar de las maravillosas políticas de vivienda, movilidad y transporte, no puedo acceder a los beneficios de ser un peatón feliz, una persona que pueda usar la ecobici y menos tener una vivienda con buena ubicación.

A cambio de eso, vivo en el estrés desde temprano todos los días, ando en metro apretada cual sardina en una lata, lucho porque no me claven los tacones en los dedos de los pies, corro en el transborde de una línea y otra, corro por las calles toreando a los autos porque en los semáforos la preferencia es para los autos y los agentes de tránsito ven que el semáforo está en verde para el peatón y con su silbato avisa a los automovilistas que deben seguir circulando.

Por ello, me gustaría que en algún momento pueda disfrutar de estas nuevas políticas y en realidad, en el Distrito Federal pueda sentirme como si viviera en Polanco.

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Catalina Martínez

Periodista por decisión y necesidad, egresada de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (UNAM) comenzó su experiencia laboral en el Diario Deportivo Récord (área de Suplementos especiales y Revista especializada en futbol para Estados Unidos y México, 90 minutos), además participó en un proyecto editorial de la fuente turística. Reportera, co editora, jefa de información... apasionada de las letras, noticias, futbol, el reggae, las entrevistas y con hambre de información desde el nacimiento. Ahora se especializa en los Fibras, inmobiliario y Centro Urbano.


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