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Capitán Pelusa: Capítulo 1986

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Advertencia: Léase sólo si es amante del deporte más hermoso del mundo. Esta es la visión de un servidor del gol del siglo. 

“Pelusa es inocente y se divierte/

Su magia vuela en el pasto/

La gente se alegrará”

Detrás de la media cancha, el arco rival aún se percibe lejano, imposible para que un sólo hombre intente conquistarlo sin la ayuda de algún compañero.

En el coloso de Santa Úrsula, el sol de la tarde de un día de primavera de 1986 se encuentra en lo más alto, y los guerreros que se juegan la vida en el terreno disputan la gloria de definir qué escuadra es la mejor del orbe.

Es el minuto 54 y Capitán Pelusa, un hombre de 1.66 metros de altura y con el número 10 tatuado en la espalda, toma el esférico muy cerca del círculo central, ese donde las esperanzas de un pueblo comienzan al sonar el silbato.

En más de 50 minutos de partido, el Pelusa ha hecho vibrar al mundo entero, quienes expectantes miran con detalle los movimientos del astro para no perder de vista alguna genialidad que saque de lo más profundo de la inspiración y levante a propios y extraños.

Pelusa recibe el esférico de espalda al arco rival, y sin dudarlo, con un sutil movimiento se quita la marca de 2 caballeros ingleses para comenzar, como aquel que da la vida por su patria, su andar decidido hacia el destino final.

“Arranca por la derecha el genio del fútbol mundial”, se oía en la transmisión de uno de los canales que seguían el encuentro.

El pelusa arrancó con un sprint inesperado. De cerca, 2 guerreros de la reina intentaban perseguir al oriundo de Lanús, quienes veían fracasado su intento de detener al 10 argentino.

Tras dejar al paso a 3 contrarios, el pelusa continuó su camino a la gloria.  Al pasar tres cuartos de terreno de juego, un valiente defensor de la corona intenta detener al emisario; corre la misma suerte de los otros que quedaron en el camino.

Antes de pisar el área grande, un 5to guerrero intenta interponerse en el paso del mago, pero queda de lado. Ahora sólo falta librar el guardameta para tocar el olimpo.

Sólo con la mirada, incapaces de hacer algo para detener el duelo entre guardameta y Capitán Pelusa, los defensas miran en los alrededores. El duelo, en el papel, lo gana el guardameta, pero la historia, aquí, es otra: con un movimiento latera, el héroe de multitudes desparrama al arquero para dar un pequeño pase a la portería.

Desde ese momento, Capitán Pelusa entró en la historia de los grandes, fue el momento en que el eterno 10 argentino bailó con la gloria y firmó su sello con la historia.

“¡Genio! ¡Genio! ¡Genio! Ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta… Gooooool… Gooooool… ¡Quiero llorar! ¡Dios Santo, viva el fútbol! ¡Golaaazooo! ¡Diegoooool! ¡Maradona! Es para llorar, perdónenme… Maradona, en una corrida memorable, en la jugada de todos los tiempos… Barrilete cósmico… ¿De qué planeta viniste para dejar en el camino a tanto inglés, para que el país sea un puño apretado gritando por Argentina?”: narración de Victor Hugo Morales.

 

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Edgar Rosas

Editor en Jefe de Centro Urbano. Egresado de la maestría en Periodismo Político de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García (EPCSG). Estudió la licenciatura en Comunicación en la Universidad Mexicana. Amante de la crónica y el reportaje. Admirador de Vicente Leñero y Miguel Ángel Granados Chapa.


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