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La ciudad para la mujer

Hablemos de Urbanismo |

POR SILVIA MEJÍA.

La ciudad se ha diseñado para cumplir con las funciones básicas dictadas por el hombre y poco se han analizado las funciones que desempeña el género femenino y como la ciudad contribuye u obstaculiza su actividad y desplazamiento. En el diseño de nuestras ciudades no se han contemplado las necesidades básicas de la mujer. Estamos desarrollando urbes cada vez más desiguales y segregadas. Ante esto, la Secretaria Rosario Robles, titular de la Sedatu, ha iniciado un discurso donde hace hincapié en la necesidad de incluir el género en nuestros ejercicios de planeación y en el desarrollo de las ciudades de México.

En España esto ha sido un tema de debate por varios años. Se han hecho exhaustivos análisis de cómo la práctica urbanística favorece o perjudica a la mujer. Las ciudades que estamos consolidando no facilitan las actividades que la mujer realiza -que son multitudinarias- y que implican numerosos desplazamientos; desde el cuidado de los hijos, su asistencia a escuelas, centros de salud, centros recreativos, hasta las tareas básicas del hogar y en el caso de muchas su desplazamiento a sus fuentes de trabajo.

El patrón de ciudad que hemos generado separa la del empleo, los conjuntos de vivienda carecen de equipamientos como guarderías, centros de salud, deportivos y comercios para atender los servicios básicos, ha desaparecido el pequeño comercio y en su lugar hemos optado por el gran comercio alejado de la vivienda lo que genera mayor dependencia del automóvil para tener acceso a los servicios básicos. Estos son algunos factores que dificultan las tareas de las mujeres.

Por lo anterior, es necesario que en la planeación de la ciudad, en su rediseño, se busque hacer ciudades incluyentes y equitativas, donde el transporte público sea eficiente y de fácil acceso para la mujer, donde los espacios públicos sean diseñados para que también sean accesibles y seguros para todo género, que existan cambios en la rigidez de los horarios para que los servicios y comercios estén disponibles en horarios factibles y acordes a la vida cotidiana de los usuarios por mencionar algunos ajustes básicos.

Por último, el incremento de vivienda unifamiliar impide la generación de redes de apoyo o de comunidad que sería muy útil para la mujer jefe de familia. Por ello es fundamental regresar a esquemas de vivienda vertical mixta para fomentar la vida urbana y lograr una ciudad equitativa e incluyente. Así como los roles de hombres y mujeres han evolucionado y se han complejizado también lo ha hecho la función de una ciudad. Por ello ésta debe cambiar, debe evolucionar y prever tomando en cuenta el género.

SILVIA MEJÍA es Consultora en ONU Habitat México.

@silviamreza

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