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Desarrollo Urbano y Patrimonio

Hablemos de Urbanismo |

Por Víctor Salas Castilla

Es casi obvio para los que nos dedicamos al estudio y desarrollo de las ciudades, la importancia de la protección del patrimonio, ya sea intangible o tangible, aunque siempre hay que remarcarlo; este último se refiere a “lo construido”, desde una pequeña construcción edilicia, hasta un área especifica de una localidad y/o ciudad, como lo puede ser un centro histórico, los cuales puestos en valor, se les otorga un interés por ser bienes inestimables e irremplazables, lo que lo hace prácticamente insustituible o superable si desaparece o se pierde alguno de sus atributos.

La importancia socio cultural del patrimonio construido es en sí la esencia de un legado que debe de interrelacionarse adecuadamente de manera correcta y funcional, ya que son componentes básicos del desarrollo de una ciudad o localidad por muy pequeña que esta sea, porque rescata el patrimonio en general, en su manifestación de edificaciones o espacios urbanos simbólicos. La prevalencia del patrimonio contribuye a la identificación, el arraigo y el orgullo de la población por su lugar y la necesidad, por tanto, de la búsqueda conjunta de acciones concretas y de recursos que estas demanden para el mejoramiento y conservación de edificios, barrios y conjuntos tradicionales.

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A estos elementos que guardan un potencial interés primordial para el habitante y el visitante, se les debe extremar en cuidados, mantenimiento y protección o se corre el peligro de alterar o perder, elementos que constituyen la esencia fundamental y su atractivo, por ejemplo para el turismo, considerado este como una fuente de recursos que pueden dinamizar la base económica de un territorio y sus pobladores.

Hay que destacar que el mayor capital de una zona patrimonial, tendrían que ser sus habitantes, ya que en ellos reside su acervo cultural expresado en sus festividades y tradiciones, las que igualmente deberían conservarse y estimularse, junto con su ámbito espacial en el que se desenvuelven, ya que juntos constituyen componentes de cohesión social fundamentales de los diversos barrios y poblados, además de su valor patrimonial.

Como sucede en muchos países, la protección y mejoramiento del patrimonio edificado requiere de la realización de inventarios y catálogos que permiten un adecuado conocimiento cuantitativo y cualitativo del mismo. Registros que también sirven para sensibilizar a la sociedad en su conjunto, frente al problema del deterioro del patrimonio cultural y edificado y sus repercusiones, mediante la edición y difusión de documentos de información y orientación, desde folletos, manuales y libros, para su distribución en todas las instancias de los sectores: público, privado y social. Así como instrumentos que activen y estimulen las visitas y recorridos a distintos puntos de interés que no son del todo reconocidos y se les sitúa en valor, ya que una relación de estos elementos y un estímulo a crear actividades (como accesibilidad peatonal o para bicicleta) inciden positivamente, conservando su autenticidad, respetando la calidad de vida de su población y contribuyen notablemente al orgullo de ella por su lugar de residencia y consecuentemente, a la identificación con esta y a su arraigo.

Una de las grandes cuestiones, no solo en México, sino en otras latitudes, es que el patrimonio construido: se cuida, se protege, existe y permanece, pero ¿qué se hace con él?, así se buscan maneras responsables de intervenir sin causar detrimento, depositando la responsabilidad de que así se haga en instituciones públicas, que en los mejores casos existe la coparticipación interinstitucional, así como el apoyo e involucramiento de los diversos sectores de la sociedad, así se trataría siempre de involucrar de manera óptima y conciliadora a la sociedad civil en las tareas cotidianas de proteger el Patrimonio; aunque claro, el primer paso es que se debe conocer el patrimonio propio y ser conscientes del porque hay que preservarlo.

Más cuando sabemos que la identidad de los habitantes de una ciudad cualquiera se transforma continuamente. El desarrollo urbano vertiginoso provoca, a veces inadvertidamente, la pérdida de una parte significativa del patrimonio de las ciudades, aunque también pasa donde los barrios o poblados apuntan al abandono y en consecuencia al deterioro. En ambos casos los espacios pierden su peculiaridad y los habitantes, su sentido de pertenencia.

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Como los centros de población son entes considerados vivos, que crecen y cambian, muchas veces su crecimiento periférico pone en riesgo a los centros tradicionales, ya que en ocasiones los deja marginados y aislados de un contexto social que los puede separar, en vez de integrar.

Hay muchas y muy variadas formas de lograr una integración. Por ejemplo proponiendo el diseño y la planeación de áreas mixtas que ofrezcan actividades para diferentes grupos de edades y estratos sociales, dar facilidades para el peatón y el ciclista, dar especial énfasis en las ciudades o zonas con potenciales turísticos; también retomar tipologías constructivas vinculadas directamente con la región geográfica, evitar construir edificios que no se relacionan con la riqueza patrimonial que los circunda y estimular la ocupación de vivienda con una sana combinación socioeconómica, entre otras. De acciones como estas u otras pensadas y llevadas a cabo idealmente en conjunto por gobierno, sociedad civil, academia, etc. podría emanar una planeación y vinculación integradora, obteniendo resultados más acordes para un desarrollo urbano óptimo.

La planificación urbana en sí misma debe servir y considerar la protección cultural de una ciudad, en el amplio sentido que ello significa. El llevar más allá de la teoría una práctica de convivencia armónica, entre la sociedad, el patrimonio histórico y los nuevos espacios y edificios o agregados culturales. Para la conservación del patrimonio se tiene que sumar la parte legal, los conceptos de educación y respeto, así como de integración social que son los factores determinantes para la permanencia del patrimonio, permitiendo un acceso real a los bienes culturales, artísticos e históricos.

Victor Salas Castilla. Urbanista y consultor especializado en temas urbanos, actualmente trabajando proyectos de este tipo en Uruguay y México.

Twitter: @castillart

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