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Vivienda vertical en México, una realidad imperante

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Por Jaume Molet

Los precios que el mercado inmobiliario ha manejado durante este año van desde los 300 mil pesos llegando a rebasar los 4 millones de pesos en el segmento más costoso

Hoy en día, la ecuación sobrepoblación versus escasez de suelo es parte de la realidad con la que tenemos que vivir quienes habitamos en México. Según estimaciones difundidas el año pasado por la ONU, en 2050 más de 163 millones de personas vivirán en territorio mexicano. Considerada la cuarta ciudad más habitada a nivel mundial, para 2030 la población en la Ciudad de México ha sido calculada en más 23 millones de personas.

A partir de este escenario es como el modelo de desarrollo urbano de la vivienda vertical se presenta como una opción viable y necesaria.

Se trata de una alternativa que busca impulsar el desarrollo urbano regulado mediante la concentración de la población en espacios más reducidos, logrando con esto facilitar la prestación de servicios básicos y propiciando incluso, el ahorro al gasto público pues los gobiernos locales y regionales registran costes menores en infraestructura.

La vivienda vertical se dibuja como un componente vital en la búsqueda de un crecimiento urbano más ordenado pues favorece la sustentabilidad en distintas vertientes: ecológica, económica y social al tiempo que optimiza los espacios y usos de suelo.

Mirando el caso particular de México y el desarrollo de la vivienda vertical encontramos que para el Gobierno Federal es una prioridad dentro de su Plan Nacional de Vivienda, de hecho, desde 2014 comienza a subsidiar su adquisición y construcción, enfocándose a la vivienda vertical del segmento social y medio. En sus planes verticales el gobierno busca acercar los centros laborales a las áreas residenciales.

Al día de hoy la vivienda vertical continúa reinventándose y buscando elevar el nivel de vida de sus habitantes al tiempo que protege el espacio urbano, las ventajas que una vivienda vertical ha desarrollado actualmente se clasifican en tres categorías principales: ubicación, amenidades y servicios.

En México varios son los estados que están apostando por un plan de desarrollo urbano que incluye la vivienda vertical, el caso de Yucatán es uno de los más exitosos pues el impulso a estas construcciones ha llevado al mejor uso de la infraestructura urbana existente. Los desarrollos verticales han venido a cambiar la dinámica residencial de esta ciudad del sureste mexicano que poco a poco va mutando y prefiriendo la vivienda vertical frente a la horizontal. Según datos de Lamudi, el precio promedio de venta de una vivienda vertical en Mérida es de poco más de 2 millones de pesos, aunque en el segmento residencial plus los apartamentos llegan a rebasar los 6 millones 500 mil pesos.

Otras ciudades-casos exitosos de verticalidad mexicana son León y Querétaro, en el caso de Querétaro, durante el 2016, la vivienda vertical se vende en promedio en 2 millones, mientras que, creciendo de una manera importante, el sector de vivienda residencial plus oferta departamentos que rebasan los 5 millones de pesos.

En León el impulso a la vivienda vertical ha buscado rescatar zonas urbanas que habían caído en el abandono, de esta manera áreas que ya cuentan con servicios básicos son adaptadas para la construcción de viviendas de interés social o del segmento medio a residencial. Los precios que el mercado inmobiliario ha manejado durante este año van desde los 300 mil pesos llegando a rebasar los 4 millones de pesos en el segmento más costoso.

Es así como la vivienda vertical toma fuerza y esto no sólo aplica en México, gracias a la presencia que Lamudi tiene en varios mercados emergentes hemos podido darnos cuenta que son muchos los países que están implementando la verticalidad. A nivel regional el modelo que han desarrollado los colombianos en Medellín es un buen ejemplo que siempre vale la pena mencionar pues su aplicación no sólo ha llevado a un cambio en el escenario urbano, también ha llevado a un cambio en cómo la gente se relaciona pues se han logrado recuperar espacios públicos y mejorar los servicios en zonas poco privilegiadas que vivían un gran rezago social.

La verticalidad es una realidad hoy y abarca todo, no sólo a la vivienda, la encontramos en modalidad corporativa, comercial, de entretenimiento, hasta en ¡los estacionamientos! Sólo si la vemos como un plan global podemos comprender la importancia de los usos mixtos de suelo, el atractivo que esto supone para los desarrolladores inmobiliarios.

El valor de un edificio vertical va al alza en el mercado inmobiliario. Si miramos el comportamiento de los departamentos de la Ciudad de México del segmento residencial plus (el cual inicia en las propiedades de más de 2 millones 600 mil pesos y se caracteriza por ser minucioso en el cumplimiento de buena ubicación, amenidades y servicios) podemos establecer que es el sector con mejor ritmo de ventas, el precio promedio de estos departamentos se sitúa arriba de los 7 millones, cifra que continúa siendo más baja que una casa del mismo segmento, pues estas propiedades suelen venderse en cerca de 10 millones de pesos.

Los retos son muchos. La tendencia del mercado inmobiliario marca claramente hacia la verticalidad y sustentabilidad, la necesidad de normas claras y proyectos bien pensados con resultados que permitan, en efecto, el uso inteligente de suelo a favor de los habitantes y el entorno es más imperante que nunca. México se encuentra hoy plantando las estructuras que permitirán un futuro sano en su desarrollo urbano.

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Redacción Centro Urbano


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