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En materia de suelo, ‘el mercado no nació para ordenar la ciudad’

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Semana interesante la que hemos tenido. Y es que, como es sabido, el pasado martes 11 de agosto, el Insus presentó la Política Nacional del Suelo.

Sin duda, un evento relevante que marcará al sexenio. Sobre todo, porque como lo sostuvieron las autoridades, es la primera vez que el país cuenta con un documento de este calado, que pone especial atención en el tema del suelo.

Y la noticia no debe ser para menos. Como lo ha sostenido el propio José Alfonso Iracheta, director general del Insus, para hablar de desarrollo urbano y ordenamiento, antes que todo, se debe pensar en el suelo, pues es el elemento clave. Sin suelo, no se puede dar lo demás.

Entre los puntos con los que me quedo de este documento es el objetivo planteado de impulsar un cambio de visión en lo referente a la gestión del suelo. Y es que, es ahí donde se encuentra el mayor reto y uno de los puntos clave por impulsar para atender los diversos desafíos que tienen las urbes, entre ellos, el dotar de vivienda asequible a las personas.

Función social del suelo

Concretamente, el objetivo 1 planteado en el documento que presentó el Insus hace referencia a un tema trascendental: recuperar la función social del suelo. De acuerdo con lo explicado por el propio José Iracheta, la intención va en línea de que toda decisión que se tome en materia de gestión de suelo, parta de velar por la colectividad, y no por el beneficio de un particular.

Y justo considero que en esa idea recae la mayor parte de la importancia de un documento de este tipo. Y es que, ante el reto que se presenta en las urbes, el cambio de visión en torno al suelo es fundamental.

En las últimas décadas, el mercado es el que se ha encargado de dictar los destinos de lo que pasa en las ciudades. Y lejos de ver al mercado como el responsable per se, la realidad es que la falta de conducción por parte del Estado, y de una idea clara de lo que entendemos por desarrollo de las ciudades, es lo que ha dembocado en lo que hoy tenemos.

Impulsar una visión en torno al suelo debe ir más allá. Detonar un cambio en este rubro debe verse como el proceso para entender que en la gestión del suelo esta clave de los retos, y que diseñando las herramientas ideales encontraremos la respuesta a los retos.

El mercado

Impulsar un cambio de visión de suelo es entender que no toda la tierra debe estar a expensas de la dinámica del mercado. Sobre todo porque, como se ha visto, dejar que las fuerzas del mercado controlen los valores del suelo lleva a que, por ejemplo, los involucrados en la construcción de vivienda prefieran apostar por proyectos de alto valor, que por atender la necesidad en los segmentos donde la demanda es más alta.

Pensar en un cambio de visión de suelo es pensar en gestionar este recursos, que cada vez es más escaso, desde la perspectiva del interés superior de la ciudad. Es decir, de evitar la especulación, el uso de suelo como valor especulativo, y que las reservas que existan se destinen alienados a un proyecto que eleve la calidad de vida y atienda los ejes rectores impuestos en la Nueva Agenda Urbana.

Sobre el tema, durante la semana, tuvimos en Centro Urbano un interesante panel en el que participó un destacado investigador del tema urbano y el suelo: el Doctor Alfonso X. Iracheta. En la charla, el especialista lanzó una frase importante: «el mercado no nació para ordenar la ciudad”.

La idea, sin duda, incita a la reflexión sobre lo que hemos hecho en torno al suelo. Y al fin, entender que, justo como lo propone el Doctor Eduardo López Moreno, es necesario caminar hacia una visión social del suelo. Y esto no visto como expropiar y entregar tierras para beneficio de los más necesitados, pero sí impulsar una gestión que priorice el uso del suelo en función de las necesidades y no tanto del beneficio económico en detrimento de la calidad de vida en las ciudades.

El desafío

En fin, en el papel, el desafío se lee simple. Sin embargo, el verdadero reto está en la implementación y en lograr instrumentar las herramientas que permitan eso, un uso de suelo en función de lo que requiere la ciudad.

Que quede claro, el mercado no debe verse como el villano. Sería simplista tratar de decir que en estos años, las fuerzas del mercado son las que han causado ciudades dispersas y nada compactas. Pero en esa línea es importante encontrar aquel balance en el que el suelo sea ese activo que gane valor con el tiempo, pero que también sirva como ese elemento central, que permite satisfacer derechos como el de la vivienda.

Porque sí, si hoy en día no es posible construir vivienda asequible en ciudades como la de México, es porque el suelo se ve inmerso en una dinámica que gobierna el mercado, donde la especulación es un hecho de todos los días, y falta una política pública eficaz.

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Edgar Rosas

Editor en Jefe de Centro Urbano. Egresado de la maestría en Periodismo Político de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García (EPCSG). Estudió la licenciatura en Comunicación en la Universidad Mexicana. Amante de la crónica y el reportaje. Admirador de Vicente Leñero y Miguel Ángel Granados Chapa.


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