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CIIDIR trabaja para viviendas en comunidades indígenas

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El proyecto se realiza en cuatro fases, con el objetivo de responder a las necesidades de cada comunidad

Académicos del Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional (CIIDIR) Unidad Oaxaca, trabajan en una metodología para construir viviendas sostenibles en comunidades indígenas.

En la décima edición de las jornadas politécnicas, se presentó a la comunidad y a instancias gubernamentales, el estado de la investigación, además de generar sinergia entre los estudiantes de los distintos posgrados, explicó Salvador Isidro Belmonte, director de la entidad académica.

La investigación se llama Proceso metodológico para el diseño de una vivienda rural sostenible para comunidades indígenas, es parte del trabajo de tesis de Héctor Bohórquez Cruz, estudiante de la maestría en gestión de proyectos para el desarrollo solidario, con la dirección de los doctores Rafael Alavés Ramírez y María Eufemia Pérez Flores.

“El objetivo que persigue dicha investigación es ofrecer una vivienda que funcione bioclimáticamente basada en sistemas constructivos amigables con el ambiente, con la prioridad de responder a las necesidades propias de cada comunidad”, dijo Belmonte.

Materiales no convencionales

Héctor Bohórquez, quien también es arquitecto egresado de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO), trabaja con el apoyo de Rafael Alavés Ramírez, investigador del CIIDIR, del Instituto Politécnico Nacional (IPN), especialista en el diseño de sistemas híbridos de construcción que permiten potenciar las características de los materiales.

El arquitecto detalló que el proyecto busca dar respuesta a una problemática nacional en el sector de la vivienda, por lo que se plantea su edificación con materiales no convencionales y propios de la localidad, como la tierra y el carrizo.

“No es lo mismo construir dentro de la ciudad, que en una comunidad rural, son distintas las necesidades. En esta metodología, la misma comunidad expresa sus necesidades, como número de espacios o iluminación. En una vivienda rural sostenible se aprovechan los recursos naturales, como la tierra y el carrizo”, explicó Bohórquez.

Respecto al enfoque social del proyecto, éste está a cargo de María Eufemia Pérez, especialista en ciencias en desarrollo regional y tecnológico, con estudios orientados a la participación comunitaria para el desarrollo rural.

El proyecto enfatiza la parte social y cultural en la edificación de casas, punto que no es abordado por gran parte de los programas de vivienda.

“Los requerimientos para las viviendas en comunidades urbanas son diferentes a los de una localidad rural, por ejemplo, en el caso de las rurales, además de los espacios interiores, es importante el diseño de espacios exteriores en donde puedan almacenar productos para el campo o crianza de animales”, dijo la académica.

Este proyecto contempla la construcción de forma participativa, por medio de las costumbres de la región, como es el caso del tequio, que es el trabajo social comunitario; en el tequio, los habitantes de una localidad aportan materiales o fuerza de trabajo en una obra que beneficia a la comunidad.

La aplicación de la metodología se realiza en el municipio de Magdalena Teitipac, en Oaxaca, localidad con 4, 563 habitantes. El proyecto se encuentra en la fase dos, correspondiente al diagnóstico social, económico y cultural de la comunidad.

Metodología

La metodología se realiza en cuatro fases: análisis del sitio, diagnóstico, anteproyecto y evaluación.

El análisis del sitio se centra en la búsqueda de información y estadísticas sobre la comunidad para generar un contexto, además del acercamiento con las autoridades de la comunidad.
En la fase diagnóstico, realizan el reconocimiento social, económico y cultural de la comunidad por medio de intervenciones de la población, a partir de juntas y talleres participativos.

Prosigue el anteproyecto que, con la suma de las fases anteriores, les permite generar estrategias bioclimáticas y el diseño de la vivienda.

Finalmente, en la fase de evaluación, valoran el área ambiental por medio de software especializado que demuestra si la casa responde adecuadamente a los factores climáticos de la región.
También evalúan el aspecto social, mediante indicadores y encuestas con la población, para establecer el nivel de aceptación del proyecto.

“Para terminar, se realiza una evaluación económica que consiste en establecer la reducción de costos que se tienen al optar por materiales propios de la región y la participación social, en lugar de materiales convencionales y mano de obra”, terminó Bohórquez.

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Diego Rodríguez

Egresado de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán de la carrera en Comunicación, con especialidad en medios escritos. Reportero del desaparecido periódico Nuestro México, en donde cubrió las fuentes delegacionales y Asamblea Legislativa. También trabajó en la Coordinación de Comunicación Social en la delegación Álvaro Obregón. Le gusta leer novelas y cuentos.


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