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Escribe de lo que más te guste…

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Cuando no sé sobre que escribir hay una voz en mi cabeza que dice: escribe de lo que más te guste; entonces me respondo: pero me gustan muchas cosas, como a todo el mundo, y no creo que a nadie le interesen mis gustos. Pero como sigo sin saber sobre qué escribir pues aquí va, y quien quiera leerlo lo hará, quién no, pues no, yo ya advertí.

Creo que lo más que puedo acortar la lista de mis cosas favoritas es en cuatro, porque cuando las conocí me cambiaron la vida: los conciertos, Harry Potter (al decir esto siempre tengo la necesidad de aclarar que me refiero a LOS LIBROS), correr y el teatro; así, en ese orden.

No, no voy a hablar de esos cuatro temas, nunca terminaría, sólo escribiré sobre el primero, ¿por qué? Porque la música ha estado presente en mi vida desde que tengo memoria y no puedo concebir la idea de una vida sin ella.

No se confundan, no soy artista, no toco ningún instrumento, no se cantar y tampoco tengo algún familiar que se haya dedicado a eso profesionalmente. Simplemente me gusta, así de simple. Siempre he creído que la música es magia que entra por nuestros oídos para helarnos la sangre, ponernos la piel chinita, sacudirnos el estómago y colorearnos las ideas.

¿Y si escuchamos esa música en vivo? Todo se duplica, es recibir esa magia directa de los instrumentos musicales, los micrófonos y de toda la gente que corea las canciones, es ser parte de las vibraciones que el suelo genera cuando las personas cantan y bailan en un lugar.

Si me pagaran cada vez que alguien me pregunta cosas como: ¿Por qué gastas en conciertos? ¿No te cansas? ¿Por qué mejor no te compras algo?, definitivamente habría ido ya al doble de conciertos a los que he asistido. Y pues no me canso, dudo que lo haga algún día.

Cada etapa de mi vida ha estado marcada por alguna canción o grupo, cuando era pequeña escuchaba música que no entendía, simplemente la relacionaba con mi mamá cuando bailábamos las dos en la sala, a mi papá cuando lo escuchaba tocar la guitarra en las noches que yo no podía dormir o a mi abuelito intentando enseñarme a tocar el piano. Conforme fui creciendo esa música fue tomando forma, empecé a entender las letras de las canciones, las fui haciendo mías y descubrí otras.

Pero bueno, al decir que los conciertos me cambiaron la vida me refiero precisamente a la primera vez que fui a uno; fue afuera de la famosa tienda de discos, en la zona rosa, mis papás me llevaron a ver a ese grupo argentino que tanto le gusta a mi papá, Enanitos Verdes, quienes estaban presentando el disco Néctar. Según mis cuentas tendría siete u ocho años, ya que ese álbum salió a la venta en 1999.

Definitivamente esa fue la noche en que descubrí esa magia en la que he invertido tanto tiempo, dinero, sudor, voz, lágrimas, risas, energía y en el que sin importar que la gente no entienda él por qué, lo seguiré haciendo.

 

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Hanae Pacheco


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