A los ciudadanos no debiera importarnos tanto la política… Nos importa, porque acaba siendo la causa de gran parte de los mayores males que tenemos que enfrentar
Quizá por eso debiéramos dar mayor importancia a nuestro voto, entregándolo sólo a quienes presenten propuestas sensatas y sólidas que ofrezcan oportunidades de revertir rezagos o construir lo que haga falta para alcanzar un futuro en el que todos estemos de acuerdo.
¿Tendrán, por ejemplo, proyecto urbano los 12 gobernadores que fueron electos el 5 de junio? ¿Será que más allá de la guerra de lodo electoral hay propuestas para que Veracruz, Ciudad Juárez o Cancún eleven sus grados de competitividad y calidad de vida con base en planeación, inversión y gestión urbanas?
Apenas el viernes pasado, Sergio Sarmiento escribía sobre un documento llamado «La Constitución que la Ciudad Necesita”, en el que Morena, planteaba 100 razones para votar por sus candidatos.
Después de coincidir con la opinión de Sarmiento, decidí buscar el documento completo y ¡zaz! Grillas burdas y gastadas como “garantizar el derecho a una vivienda digna”… populismo químicamente puro… que caen en el absurdo, la mentira y lo peligroso al pedir que esa vivienda sea de al menos 70 metros cuadrados o que todos los usos de suelo sean sometidos a consulta pública.
El mencionado planfleto incluye cosas tan delicadas como proponer abiertamente expropiaciones de suelo, o respetar usos y costumbres en pueblos y barrios originarios, o garantizar el derecho de manifestación, pero no el de libre tránsito.
Coincido con Sarmiento cuando dice que “Morena hizo una campaña defendiendo una ciudad de libertades, pero sus propuestas son una lista de prohibiciones sazonadas con buenos deseos”.
Pero la culpa la tenemos los ciudadanos, que no acabamos de entender que todo el sistema político vive gracias a nuestros votos.
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