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Nos faltan metros cuadrados

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Por Amaury Pérez*

La ropa sucia se lava en casa, dice el dicho popular, pero el problema es que en nuestra vivienda de interés social no tenemos ni el espacio para lavar, y es que las nuevas casas que pueden adquirirse con crédito del Infonavit incumplen con los requerimientos mínimos en espacio que establecen las normas de arquitectura, no cumplen con las áreas mínimas para vivir. Lo menos que debe medir una recámara son 3.5 por 3.5 metros; un baño, 1.5 por 2.7 metros; y una cocina, 3 por 2 metros aproximadamente, medidas que distan mucho de lo estipulado en la tabla de dimensiones mínimas en la vivienda generada por el Infonavit.

Pareciera que dentro del Infonavit desconocen lo que ocasiona la falta de espacio habitable en la vivienda, ya que lo que debería de generarse en el interior doméstico termina generándose en el espacio público, perdiendo con esto nuestra intimidad y haciendo más endeble nuestra unidad familiar.

Los espacios reducidos producen severas consecuencias en sus habitantes, ya que propician el hacinamiento, problemas de salubridad y problemas sociales, como el pandillerismo y la drogadicción por citar algunos; la vivienda no cumplen con las necesidades de las familias al estar apretados e incómodos, generando que parte de las actividades que tendrían que desarrollarse en el interior de la misma se lleven a cabo en el espacio público del fraccionamiento, el cual la mayoría de las veces carece de calidad espacial y lejos de fomentar el encuentro civil, termina por ser territorio del pandillerismo y el narcomenudeo.

Dentro de los problemas intrafamiliares potencializados por la falta de espacio en la vivienda, se da cuando los niños de distinto sexo deben compartir el cuarto, los cuales en la mayoría de los casos solucionan con una recámara en forma de litera, ya que en la habitación de 6 metros cuadrados resulta imposible meter 2 camas individuales.

Los habitantes, generalmente con una deuda económica a cuestas, se ven obligados a improvisar debido a que en su vivienda no cuenta con el suficiente espacio para realizar sus actividades. En cuestión constructiva, la gente tiene que improvisar sin el apoyo de profesionales de la construcción, y de acuerdo con sus recursos, proponen ampliaciones con láminas, pallets y otros materiales, lo que deteriora la imagen urbana y la convivencia publica.

Es necesario que las constructoras, el Infonavit y las dependencias involucradas trabajen en conjunto en una mejor planeación con base en el desarrollo urbano, y medidas reales de habitabilidad, con el fin de realizar obras de calidad y fraccionamientos sustentables.

 Amaury Pérez
Arquitecto principal del Laboratorio de Arquitectura Experimental
www.ap03-lab.com

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Redacción Centro Urbano


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