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Las ciudades mexicanas y el reto de aprovechar el cambio tecnológico y la Reforma Energética

Hablemos de Urbanismo |

POR ODÓN DE BUEN.

Los grandes retos actuales de la humanidad se ubican principalmente en las ciudades, donde ahora vive la gran mayoría de nosotros. En México, tras décadas de gran migración, también la mayoría de sus habitantes se ubica en ciudades, donde los retos ya no son el acceso a servicios básicos (como luz, transporte, agua potable), sino su funcionamiento óptimo al menor costo posible y con el menor impacto ambiental no solo local (los contaminantes que se producen y se quedan en la ciudad), sino global (las emisiones de gases de efecto invernadero), además de tener que competir por inversiones de empresas con preocupaciones de costos y de impacto ambiental.

En este contexto, el muy acelerado cambio tecnológico en equipos y sistemas que nos proveen los servicios de electricidad, alumbrado público, transporte y acondicionamiento de espacios, al igual que el creciente acceso de la mayoría de la población urbana a las tecnologías de la información, abre grandes oportunidades para no solo mejorar los servicios y abatir sus costos, sino también para reducir su huella ambiental.  A su vez, ese cambio tecnológico nos permite nuevos arreglos entre elementos dispersos que pueden integrarse para cumplir esas necesidades de servicios.

En transporte, por ejemplo, además de las innovaciones en sistemas como el que representa el Metrobús en la Ciudad de México, tenemos hoy día vehículos que funcionan con una gran variedad de combustibles (gasolina, etanol, diésel, hidrógeno y gas natural) o que se conectan a la red eléctrica para mover sus motores. Otra posibilidad a nuestro alcance es la de tener en la mano, en nuestro teléfono celular, sistemas georeferenciados que nos indican la posición de taxis y autobuses o que nos informan sobre problemas de tránsito en el instante mismo en el que ocurren.

En  cuanto a los edificios, han aparecido nuevos materiales, equipos más eficientes para obtener iluminación y confort, sistemas que permiten la gestión de la energía y un manejo más eficiente, así como el desarrollo de herramientas de cálculo que permiten simular durante el diseño el comportamiento energético y de confort térmico y lumínico de edificios muy complejos; todos ellos son avances que reducen las necesidades de energía convencional. Aunado a esto, ya es posible la generación de electricidad en el propio edificio, por ejemplo, con energía solar, mediante el concepto, que ya no es tan nuevo, de “edificios cero energía” que no requieren estar conectados a la red eléctrica.

En cuanto a servicios municipales como los de alumbrado público y manejo de agua, éstos no solo pueden operar con menos energía, gracias a equipos más eficientes con gran rentabilidad en su sustitución, sino que también pueden ofrecer un mejor servicio al aprovechar la tecnología de la información que recoge, por ejemplo, datos que señalan actividad en una vialidad y que modulan el funcionamiento de esos sistemas en función de esa actividad, además de apoyar a sistemas más efectivos de mantenimiento de esos servicios.

En fin, que las posibilidades que hoy se tienen para servicios más eficientes y con menor huella ambiental son mayores. Sin embargo, en México el marco regulatorio y las capacidades técnicas de quienes son responsables de estos sistemas no están a la altura de los retos.

Una de las grandes carencias en el marco regulatorio de las ciudades de nuestro país se refiere a la integración en reglamentos de construcción de requisitos que limiten las ganancias de calor a través de la envolvente de los edificios; esto, en la medida de que tenemos una muy buena irradiación solar y más de la mitad del territorio en climas cálidos. Esta falta de regulación favorece a quienes construyen, pero no a quienes operan (y pagan la cuenta), como puede ser el caso de los edificios con una envolvente integral de vidrio (que son más ligeros y, por lo tanto, más baratos de construir), y que en la práctica se vuelven grandes captadores de calor solar que hay que extraer con electricidad (además de las dificultades en el interior para obtener confort para todos los ocupantes, todo el tiempo). Esta falta de regulación no solo condena a  sus ocupantes a pagar durante varias décadas de vida útil de esos edificios una cuenta eléctrica más alta, sino también a que, en la suma de sus edificios, las ciudades tengan una huella ambiental mayor y, quizá también muy importante, que los costos de hacer negocios en ellas las hagan menos atractivas a la inversión.

En cuanto a la formación y prácticas de los cuadros profesionales que operan los servicios de las ciudades, las dificultades que conlleva la gran rotación de funcionarios que resulta de los procesos propios de la cultura política en México y los relativamente cortos períodos de las administraciones municipales, impiden  estar a la velocidad y con la sintonía necesaria con el gran cambio tecnológico que apuntamos arriba, a lo cual se suma la Reforma Energética que favorecerá la instalación y operación de una gran variedad de equipos de generación en el contexto urbano (fotovoltaica, micro generación con gas, aprovechamiento de residuos). Sin duda, esta falta de cuadros profesionales complica la posibilidad de que las ciudades sean cada vez más competitivas y ambientalmente limpias.

Son precisamente estas preocupaciones las que han llevado a la Comisión Nacional para el Uso Eficiente de la Energía (Conuee), que viene trabajando desde que era la Comisión Nacional para el Ahorro de Energía (Conae) a establecer un marco de referencia, de soporte técnico y de formación de especialistas, en los temas asociados al aprovechamiento sustentable de la energía.

De esta manera, se cuenta ya con 29 Normas Oficiales Mexicanas (NOM), entre las que se incluyen las orientadas a la iluminación (interior y exterior, de equipos y sistemas), al bombeo de agua y al acondicionamiento térmico de espacios (materiales, equipos, envolvente para vivienda y otros tipos de inmueble). Este sistema de NOM está apoyado por 61 laboratorios de pruebas, 8 organismos de certificación y cerca de 250 unidades de verificación establecidas de acuerdo a la Ley Federal de Metrología y Normalización.

Asimismo, a lo largo de la presente administración, la Conuee ha dado apoyo técnico a 367 ayuntamientos para el cambio de luminarias, lo que ha llevado a que 13 hayan recibido recursos de un fondo de la Secretaría de Energía para cubrir el 15% del costo de las nuevas luminarias.

Igualmente, ha promovido la divulgación y difusión de información básica, manuales y herramientas a través de su sitio en Internet, redes sociales y materiales impresos.

Finalmente, y con el interés de fortalecer técnicamente y dar un carácter cada vez más profesional a quienes son responsables de los servicios públicos en las ciudades, ha establecido una alianza con el Grupo Mexicano de Parlamentarios para el Hábitat y la Universidad Autónoma del Estado de México para llevar adelante un diplomado sobre Aprovechamiento Sustentable de la Energía en Municipios, que iniciará en 2016.

ODÓN DE BUEN, es Director General de la Comisión Nacional para el Uso Eficiente de la Energía.

@odebconuee

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