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Producción social de vivienda, soslayada

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De los 28 millones de viviendas habitadas que hay en el país, 70% ha sido construido por la gente, mientras que el Estado ha edificado con los organismos nacionales e internacionales 8 millones

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) muestra en su índice “Latin American Economic Outlook” elaborado en 2015, que contar con una vivienda adecuada es uno de los aspectos más importantes en la vida de una persona. La vivienda debe ser un sitio para dormir y descansar, donde las personas se sientan protegidas, gocen de privacidad, espacio personal y donde puedan formar una familia. Estos elementos hacen de una casa un hogar. Y, por supuesto, otro elemento clave es si las personas pueden costearlo.

Los costos de vivienda representan el gasto individual más grande ya que se deben tomar en cuenta el alquiler, gas, energía eléctrica, agua, menaje de casa y reparaciones. En México, las familias gastan en promedio 21 por ciento de su ingreso bruto para mantener su vivienda, cifra mayor al promedio de la OCDE que es 18 por ciento.

En México, el hogar promedio tiene 1.0 habitación por persona, cifra menor al promedio mostrado por países de la organización que es de 1.8 habitaciones por persona y la tasa más baja.

En el pasado, las autoridades mexicanas se centraron en la construcción de viviendas, no en la planeación de ciudades, y la política urbana se derivó por accidente. Pero ahora, el nuevo modelo de política urbana y de vivienda integra al medio ambiente urbano. Los objetivos que se establecieron en el Programa Nacional de Vivienda 2014-2018, son: proporcionar una vivienda digna; solucionar la brecha de vivienda; la transición a un desarrollo urbano inteligente y sostenible; y mejorar la coordinación interinstitucional.

Para Ernesto Alva Martínez, catedrático, arquitecto y coordinador de la Especialidad de Vivienda en la UNAM, desde 2005 la vivienda de producción social en México aún ha sido bien dimensionada por el Estado, afirma en charla para Centro Urbano.

“El parque habitacional real en el país es actualmente de 34 millones de viviendas, aunque 6 millones no están ocupadas. De esos 28 millones, 70 por ciento ha sido construido por la gente a lo largo de la historia. Mientras que el Estado ha construido con los organismos nacionales e internacionales de vivienda 8 millones; la población ha levantado 20 millones con su dinero, aunque todavía hay 60 por ciento de la población que aún no tiene recursos para comprar casa”.

Producción social histórica

Para el también ex gerente de Investigación y Desarrollo Tecnológico del Infonavit, hay que entender el proceso de producción en México. “Hay dos formas de producción de vivienda en el país. Cuando el Estado ha creado una serie de organismos a nivel federal, estatal, municipal, u organismos como Infonavit que es un organismo tripartita y a partir de éstos, han creado, financiado y ofertado vivienda, pero la realizan los desarrolladores. Eso es básicamente vivienda comercial”, indica.

“La de producción social se construye a partir de la gente directamente y hay que diferenciarlo del concepto autoconstrucción. Casi toda la cantidad de vivienda que hay en el país es de producción social. ¿Por qué es vivienda de producción social? Porque la hace la gente sin recurrir a técnicos o especialistas y la va construyendo poco a poco, pegando sus ladrillos. Son personas de pocos recursos que adquieren su terreno y lo van construyendo poco a poco con pequeños bultos de cemento de 25 kilos”.

El arquitecto señala que hubo un punto de quiebre cuando se modifica la ley para que los propietarios pudieran cambiar el uso del suelo, y convertir el suelo ejidal en suelo urbano, pero también fue cuando los desarrolladores compraron todo el suelo y la gente se fue a las barrancas, terrenos de conservación, o a las salidas de la ciudad, hacia Pachuca o Cuernavaca.

El especialista menciona que según estudios, esta vivienda tarda aproximadamente 10 años en ser construida. “Hay que entender esta concepción diferente de casa. Estas no tienen 28 metros: tienen 80 o 100 metros cuadrados. Si van a Nezahualcóyotl las hay hasta de 120 metros cuadrados. Estas casas no son estancia, comedor, cocina y baño; sino espacios de usos múltiples para muchas cosas. No es la casa clásica que nos han querido vender como terminada por los desarrolladores.

“Aunque a veces creamos ciudades horribles, también hay una gran cantidad de pequeñas poblaciones en el país que son bellísimas, verdes, que están pintadas, tienen buganvilias, y son unos espacios habitables e increíbles, limpios, donde que la gente se preocupa por su espacio. Mientras que en un conjunto habitacional la gente no sale ni a barrer su espacio”, afirma.

 Préstamos a palabra

El que fuera también director de Suelo y Reserva Territorial de Sedesol rescata los casos de éxito. “En la Ciudad de México hace aproximadamente 10 años, se dio la posibilidad de hacer un programa de mejoramiento habitacional donde fuimos a las colonias populares y propusimos mejorar las viviendas, donde también llegaron arquitectos y estudiantes, hacían un levantamiento y un proyecto en la casita de la persona, la discutían y se conseguían recursos sin otro requisito más que la palabra”.

Aclara que eran préstamos de pequeña escala, de 20 a 30 mil pesos para cambiar el baño, abrir ventanas, poner losas, muebles y lo pudieron ir pagando de forma revolvente y que cuando terminaban su proyecto de construcción la gente se animaba a pagar y al término ya no debían nada.

“Nosotros hemos planteado hacer la ciudad así. Si esta vivienda de producción social la hace la gente, se requieren préstamos pequeños. Por desgracia, este programa se politizó, pero muchísima gente ha construido sus casas de esta manera y eso está dentro de la función social del Estado. Creemos que hay que seguir dando la posibilidad de dar estas alternativas”.

Ernesto Alva alerta a las autoridades a incrementar este segmento, ya que actualmente es nulo. “El Estado, a través de Conavi ha otorgado recursos para este tipo, sin embargo no llegan más allá del 5 por ciento; se requiere mucho más. Se le planteó a Infonavit que acaba de abrir un programa para este tipo de créditos, sin embargo, piden demasiados requisitos”.

Explica que si piden prestados 20 mil pesos para arreglar los baños, les piden las escrituras de su terreno, y la gente no quiere entrar a esos programas porque el día que tengan un atraso les quitan la escritura y pierden todo y en cambio, conmina al Estado a confiar en la gente, como lo han demostrado los comerciantes que durante décadas han vendido lavadoras o refrigeradores en colonias populares.

“Es puro crédito a la palabra; no les piden nada, si acaso el recibo de luz y pasa todos los viernes un señor a cobrar y la gente paga. ¿Por qué no utilizamos esos modelos económicos para financiar casas?”

Finalmente, el especialista duda que hacia el año 2030 se cuenten con más recursos para vivienda de los que actualmente hay.  “En 15 años se va a duplicar la necesidad de vivienda porque nuestra pirámide de edades está embarazada con millones de jóvenes que están entre los 10 y 25 años; ellos van a demandar una vivienda y la necesidad será de aproximadamente de 50 millones de casas. Hay que preguntarnos si las podrá construir el Estado o desarrolladores. ¿Cómo podemos resolver ese problema?”.

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Mario Vázquez Barrios

Me inicié en El Financiero haciendo reportajes; en MegaNoticias Televisión fui reportero titular; en EMedios, control de calidad; y Radio 13 Noticias me acogió como colaborador. Me gusta encontrar en las banquetas la nota, una entrevista y el inicio de un reportaje.


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