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Precio de tierra en CDMX inhibe vivienda social

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Actualmente hay un desfase en el costo para construcción de vivienda social y aunque el techo que marca la ley es 30 veces el salario mínimo, en el mercado el precio de un departamento básico oscila 760 mil pesos

Construir vivienda social en el Distrito Federal no es un negocio para particulares, en tanto que el Instituto de Vivienda local del Gobierno del Distrito Federal está inmerso en una dinámica que no tiene propuestas alternativas de financiamiento popular; en Polanco el valor de la tierra ronda los 100 mil pesos el metro cuadrado y en la Condesa los 60 mil pesos, en Iztacalco es de 18 mil pesos y en Iztapalapa 8 mil pesos, y por otro lado, los empresarios encuentran que para construir vivienda en las delegaciones existen cotos de poder, y en algunos casos, extorsión.
Este es el panorama que afrontan los desarrolladores de vivienda, aunado a los altos costos de la tierra en el DF, hacen que tengan poca ganancia y por lo pronto,  no se vislumbre alguna alternativa a la Norma 26, dijo en entrevista para Centro Urbano, Humberto Chávez, director general de Newspace y especialista en temas inmobiliarios.

Al cuestionársele sobre alternativas a los borradores de las normas 30 y 31, dijo que hace falta una institución que administre la tierra e impulse construcción hacia la periferia media de la ciudad.

“Se necesita un ente, una institución que reciba recursos de los desarrolladores privados que adquieren mayor densidad para sus proyectos y se la paguen al gobierno con tierra o con dinero para que el gobierno, desde una inmobiliaria que propongo, compre tierra, que éste, a su vez, se aporte a desarrolladores a un valor estrictamente de recuperación para hacer vivienda de interés social en un tercer territorio que comprenda las zonas periféricas de la Ciudad y que al término de ese proyecto, la empresa recupere el valor de la tierra más el índice de inflación”.

No hay banco de tierra en CDMX

Cuando se le preguntó si ya existen otros ejemplos de este tipo de bancos de tierra señaló “en muchas partes del país conviven el instituto de vivienda y la inmobiliaria del Estado. Sí hay antecedentes, pero en el Distrito Federal no creo. Sin embargo, el propio gobierno del Distrito Federal a través del INVI tiene cierta reserva, aunque no muy importante. Es un ejercicio que no necesariamente requiere empezar de cero”.

El ex CEO en Urbi propone que con la construcción de desarrollos de mediana escala en el centro de la ciudad, se financie vivienda en territorios más periféricos, pero con una visión de apoyo social.

“La idea de la bolsa es que sea creciente cada año y se fondee con pago de los desarrolladores por sus derechos de densidad que se aplicarían dentro del primer contorno de la ciudad -la zona central- donde la vivienda no es de interés social, que por definición será vivienda más cara, y entonces la economía de esos proyectos permita pagar esta aportación para que el gobierno de la ciudad haga vivienda más periférica”.

El también ganador del Premio Nacional de Vivienda en dos ocasiones aclaró que por la agenda propia del INVI se requiere de un trabajo enfocado. “El INVI tiene una serie de actividades diferentes que atender. Atiende a agrupaciones sociales y sus programas de construcción. Pienso que sería un trabajo de tiempo completo y creo que esta entidad que propongo debería tener como único objetivo acrecentar esa bolsa y ponerla a disposición de desarrolladores o del propio instituto de la mano de desarrolladores para generar esa oferta de vivienda barata. Así sería un mitigador a la especulación inmobiliaria”.

Precisamente sobre la especulación que acusan organizaciones vecinales y solicitantes de vivienda, señaló que el fenómeno es un hecho de mercado.No es un tema de corrupción. Es un tema de realidad de mercado. Lamentablemente es cierto que agrupaciones busquen con toda intención adquirir predios cercanos y mejor ubicados. Eso es humano. Todos lo buscamos. Invariablemente el propietario de la tierra responde a la ley de mercado y si el predio vale más vale más ellos buscarán su ganancia. Evidentemente eso no gusta a las agrupaciones, van al INVI y exigen que se les apoye para poder comprar ciertas reservas, pero el INVI tiene sus recursos limitados”.

Chávez señaló que aún hay predios en la ciudad y hay programas donde se expropian predios para reciclar esa tierra y beneficiar a los propios derechohabientes que están registrados, pero hizo hincapié en que hay una separación enorme entre lo que se puede hacer en esa tierra a precios actuales y lo que pueden adquirir los derechohabientes, que lo hace incosteable para las clases populares.

Reiteró que hubo constructores que abusaron de la norma 26, pero también que se fue desfasando gradualmente el costo de la vivienda social conforme fue subiendo el costo de la tierra y llegó un momento que el techo que marca la ley en 30 veces salarios mínimos se quedó en 760 mil pesos y eso ya no respondió a la realidad y para los constructores empezó a dejar de ser negocio construir vivienda social e incluso, empezaron a perder entre el 20 por ciento y 30 por ciento de la inversión.

“Era natural que los desarrolladores buscaran ciertas opciones, pero en lugar de haber violado esas normas era presionar para que las autoridades modificaran la forma de topar los precios”.

Entrevistado al final de su participación en el foro Producción Social de Vivienda del Segundo Congreso Nacional de Vivienda, señaló que para las clases bajas las opciones para vivir en el Distrito Federal son vivienda usada, asignada o alejada, en tanto que los otros ingresos del banco inmobiliario que propone, 33 por ciento se destinen a obras de espacio público, supervisadas por la Autoridad del Espacio Público (AEP) y otro 33 por ciento vaya directamente a obras de abasto de agua en la ciudad.

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Mario Vázquez Barrios

Me inicié en El Financiero haciendo reportajes; en MegaNoticias Televisión fui reportero titular; en EMedios, control de calidad; y Radio 13 Noticias me acogió como colaborador. Me gusta encontrar en las banquetas la nota, una entrevista y el inicio de un reportaje.


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